31.7.07

Entrevista: Maldita Suerte

“Con los chicos de La Renga jugábamos juntos al escalectrix”






Por Fernando Neira


Días antes de la presentación del 4 de agosto en el Salón Dorado de Unione y Benevolenza, Juanjo, el líder de Maldita Suerte, nos cuenta el pasado y presente de la banda under más popular de la República de Mataderos.

Pisando los 30 años de edad, con remera de Riff en el pecho y con un vaso de cerveza a su alcance, la voz y guitarra del grupo se predispone a disparar sin miedo de herir a nadie con sus declaraciones.

Conocé la historia de una banda de barrio que ya tocó en el estadio de Vélez ante 35 mil personas y se dio el gusto de debutar en Cemento con uno de los próceres del rock nacional.

¿Cuánto hace que existe Maldita Suerte?

Hace diez años que tocamos bajo el título de Maldita Suerte, pero un par de años antes ya lo hacíamos con otro nombre y con algunos integrantes que ya no están en la formación actual. Por ejemplo “El Quia” (baterista) entró al grupo en el año 2000.

La tapa de los discos de Maldita Suerte tienen un aire rocambolesco muy interesante, y el último álbum Detrás de tu mirada es una especie de historieta continuada. ¿Quién es el encargado de hacer el arte de tapa de sus discos?

Todo lo que es arte, ya sea la tapa, el interior y el concepto en general del diseño, lo hace Fernando Ávila, que es un amigo de la banda y que trabaja con nosotros hace 5 o 6 años.

El último disco está dedicado a las victimas de Cromagnon y a Norberto “Pappo” Napolitano.

Si, por un lado hay un tema que pertenece a la discografía de Riff, Necesitamos más acción, y también hicimos un tema dedicado al “Carpo” que se llama En tu memoria, y él por qué está más que claro, fue uno de los roqueros que influyó muchísimo en nosotros y en tantos otros grupos, creo que la mayoría de las bandas que recién empiezan a tocar hacen alguna vez un tema de Pappo o de Riff. Nosotros teníamos muy buena onda con él y le quisimos hacer este humilde homenaje.

¿Qué música hacen?

Rock and roll. No estamos muy de acuerdo con todos los rótulos que andan dando vuelta, hacemos rock con un sonido bastante crudo.

¿Qué banda espejo tiene Maldita Suerte, si es que tiene alguna, a la hora de grabar, trabajar, organizarse?

Nos sentimos reflejados en la manera de trabajar que tenía Riff, Pappo, lo que hace La Renga, son como referentes ineludibles. Con la gente de La Renga tenemos un acercamiento importante más allá de lo musical, nos ayudan muchísimo a la hora de grabar los discos, a producirlos.

¿Qué tipo de consejos les dan?

Lo que pasa con ellos es algo especial, hay una amistad que viene desde antes que sean lo que son hoy, es de toda la vida, para que se den una idea de chicos jugábamos juntos al escalectrix, son muchos años juntos. Entonces el consejo es del tipo “che que les parece si esto lo hacen de esta manera o esta otra”, es como un acercamiento más de amistad que otra cosa. Y le damos importancia porque es una banda referente para mucha gente, con varios discos encima y sabemos lo que significa La Renga para el rock nacional. Sin dudas que ellos son una banda ejemplo, como lo fueron también Los Redondos, que a mi entender de ahí nacimos todos, a nivel organización y un montón de otras cuestiones.

Además se dieron el lujo de tenerlo a “Chizzo” participando en uno de los temas

Si “Chizzo” puso su voz en el tema Pasado Pisado del segundo álbum Tiempos Duros.

¿Cómo fue para ustedes volver a tocar post Cromagnon?

Apenas ocurrió la tragedia fue bastante duro, pero la verdad que no nos podemos quejar en ese sentido, creo que en estos últimos meses tocamos más que nunca, hicimos como 15 o 20 fechas en tres meses, tocábamos viernes, sábado, domingo, viajábamos al interior, una locura.

¿Qué bandas recuerdan que arrancaron a tocar al mismo tiempo que ustedes?

Hubo varias: Callejeros, Jóvenes Pordioseros, El Bordo, Andando descalzo. Son todas bandas con las que tuvimos la suerte de crecer juntas, haciendo fechas compartidas, nos encontrábamos en las pegatinas por la calle promocionando los recitales, y está bueno ver que a un grupo que arrancó junto con nosotros, que la peleó desde abajo, le vaya bien.

¿Cuál fue el mejor lugar donde tocaron, no sólo por capacidad, sino por la conexión con la gente, el sonido?

Hubo muchos shows importantes, cuando tocamos con La Renga en Vélez fue una cosa muy flashera y emocionante para nosotros, había más de 30 mil personas.
Pero una fecha especial fue el primer Cemento. Con todo lo que significaba para una banda que venía del under tocar en un sitio donde lo hicieron Los Redondos, Las Pelotas, grandes maestros del rock, toda la historia que tenía ese lugar.
Y no solo que llegamos a tocar ahí, sino que además esa noche tuvimos la grata visita de “Chizzo”, y para completar el cartón se vino acompañado con nada más y nada menos que con “Pappo”, fue como cumplir el sueño del pibe. Yo creo que si en ese momento nos hubiesen filmado se cagarían de risa, no sabés como temblábamos. “Pappo” dentro del camarín pidiéndonos con su voz particular si podía tocar un tema con nosotros, no entendíamos nada. Y en una mini reunión con los chicos de la banda decidimos hacer el tema “El viejo”, y resulta que el “Carpo” no se acordaba la melodía, le tuvimos que pasar los tonos antes de subir al escenario, fue fantástico. Esa es la anécdota más loca que tuvimos y para colmo fue en nuestro debut en uno de los templos del rock.

¿Si tocaron en Cemento, entonces tuvieron algún tipo de relación con Omar Chabán, que tienen para decir de él?

Para nosotros y para cualquiera hablar del tema de Cromagnon es delicado, porque creo que hay que estar en el lugar de los padres, en el de los chicos. Desde nuestro punto de vista, nos hacemos cargo de un montón de cosas que hicimos mal, nosotros inconscientemente también entrábamos bengalas a los shows y por suerte nunca nos pasó nada, y lamentablemente si les pasó a los chicos de Callejeros. Pero tenemos que reconocer que Chabán nunca quería el ingreso de bengalas, esa es la verdad, porque cuando nosotros las queríamos entrar al lugar él mismo te las sacaba y se armaba una podrida bárbara.
Pero en esta tragedia también hay un montón de errores que no solo dependen de Chabán, el gobierno tiene mucho que ver. Lo único que podemos decir a favor de Chabán es que no quería bengalas. El tipo era un transa bárbaro, las quería todas para él, si te podía poner una sola persona de seguridad para controlar a mil personas te la iba a poner.
En este país sabemos todos como es la movida, nosotros hemos ido a tocar a Salta, Rió Negro, Mendoza, un montón de lugares, y cuando lo hacemos en Capital Federal te exigen: dos bomberos adentro del boliche, una ambulancia, un celular en la esquina, te exigen cualquier pelotudes que cuando tocamos en las provincias decimos acá llega a pasar algo y estamos listos, entonces no es todo tan estricto como dicen. Lamentablemente creo que el rock es muy castigado en ese sentido, entre otras cosas porque genera mucha plata.

Formación:


Juanjo: guitarra y voz
Gordo: bajo
Gusty: guitarra
El Quia: batería
Pablito: saxo alto
Guille: saxo tenor




Discografía:



Lejos de todo, 2001, Tiempos duros, 2003, Detrás de tu mirada, 2006






Website oficial: http://www.malditasuerte.com.ar/

30.7.07

Dólar y Cristina

Por Eduardo Aliverti

El dólar y Cristina Fernández se juntaron para provocar la sensación de que algunas cosas sólo son para entendidos. Y que de otras, para opinar, bastan las sensaciones.
Al salto del dólar le cabe lo primero. Hablaron y siguen hablando de bonos indexados que se cayeron por efecto de la tasa subprime afectada por el crac de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos, llevando entonces a la liquidación de esos títulos en los mercados emergentes y presionando a la compra de divisas. Hablaron y siguen hablando de que esto podría contrastarse con el crecimiento de la lira turca, como uno de los ejemplos mundiales de crecimiento de las monedas en contraste con la depreciación del peso argentino. Hablaron y siguen hablando de cómo el Banco Central opera con sus reservas para inducir a la baja o a la suba, mediante enunciados técnicos que hacen abandonar al más pintado. Hablaron y siguen hablando, en síntesis, como para que el común de los mortales sienta que aprender chino en tres clases es más sencillo que entender por qué subió el dólar.
Y a la señora de Kirchner, o mejor dicho a las interpretaciones de lo que dijo la señora de Kirchner en Madrid, le cabe lo de la sensación de que se puede opinar a la bartola porque, total, la economía es cara pero la política es gratis. Casi todos quedan enroscados con lo que dijo acerca de que Chávez es un demócrata, o con su definición de que se siente representada por el rodete y el puño crispado de Eva, del mismo modo en que reparan sobre su presunto o real carácter despótico o acerca de lo que se esconde tras su obsesión por la coquetería.
Ambos perfiles de descripción y discusión demuestran lo berreta del debate público, o de lo que se publica y dice como definición de “debate”.
Las cosas quedaron mezcladas al revés. La cotización del dólar como si su análisis fuese privativo de unos gurúes de “la City” que han vivido equivocándose (ahí anda lo más campante Miguel Angel Broda, por ejemplo, que en el 2001/2002 supo pronosticar un tipo de cambio 10 a 1). Y las andanzas declarativas de Cristina, junto con la generalidad de lo que se escupe en los medios, como si el análisis político pudiese privarse de rigurosidad sin que nadie exija cuentas. Pero lo cierto es que no se trata ni de lo uno ni de lo otro: ni el dólar es cuestión de especialistas, ni el pensamiento político en torno de lo que aseveran y hacen las grandes figuras es cuestión de bartoleros.
El dólar para arriba o para abajo es en el fondo política pura, pero además un asunto de coyuntura monetaria salvo que se hable de conmociones que lejos están de ser palabra de moda. No hay que ser entendido en nada para entender que hay casi 45 mil millones de dólares de reservas sin que eso se traduzca en la derrota de pobreza e indigencia, ni en créditos para acceder a la casa propia, ni en estímulos para que las exportaciones tengan valor agregado en lugar de seguir vendiendo soja e importando tecnología. El resto son jugadazas o jugarretas de especuladores financieros, Estado incluido. Hay una profunda victoria cultural de la clase dominante, y de su vigente neoliberalismo, en eso de que un tipo de cambio trepado a 3 con 15, 3 con 17 o 3 con 20 implica una perspectiva de sacudones e incertidumbre, de disección reservada a “los mercados”, en vez de ser un simple mecanismo, estimulado o aprovechado, para que las grandes corporaciones industriales exportadoras se cobren por vía del dólar las moneditas que les quitó la inflación real (en simultáneo con arcas oficiales que engordan por las retenciones a los dólares ingresados).
Cristina, precisamente, lo dejó bien clarito en su campaña madrileña, delante de los emporios españoles que –avatar más, avatar menos– continúan situando a la Argentina como su cabecera de playa en América latina. Las empresas españolas son la cola de león en Europa, pero la cabeza de ratón aquí. “Somos capitalistas, señores”, les dijo tanto como su marido ya les había dicho que no tenían que fijarse en sus dichos sino en sus hechos. Nada de sensibilidad, acá tienen las reglas de juego y no me vengan con que pierden plata, así no haya reajuste tarifario (que lo habrá, pero después de octubre o diciembre, naturalmente). Si soy o quiero ser Evita véanme la parte de defensa del sistema, y nunca la de lo que ella resignificó para las clases populares como custodia de sus aspiraciones. Les dijo también, frente a la cínica inquietud del mundo de los negocios por la marcha venezolana, que Chávez está avalado por las urnas –lo cual es rotundamente indesmentible– y que es para nosotros como Putin para los europeos: una especie de antipático tío rico, imprescindible a fin de asegurar sustentabilidad energética y respaldo de petrodólares. ¿Qué escuchó en lugar de todo eso un insigne seleccionado de operadores mediáticos y una interminable cantidad de pelotudos varios? Que Cristina es el fantasma de la Evita anticajetillas, con rodete y puño alzado; que es el ojo izquierdo de su esposo y que somos bolivarianos.
Maravilloso: la derecha no quiere aceptar ni lo que le muestran y los despistados ven como existente un clima autoritario por izquierda. Es un panorama complejo, muy complejo, en el que sin embargo, hasta ahora, terminará pasando que el oficialismo ganará las elecciones presidenciales. ¿Por qué? Porque ni la derecha es tan tonta como para no advertir que esto es lo mejor que puede pasarle hoy por hoy a la administración de sus intereses, y de allí que sus candidatos son un combinado espantoso que no procura seriamente el acceso al poder electivo. Ni los sectores progresistas son tan tontos como para no advertir que, así y todo, las condiciones objetivas auguran que esto es lo mejor que hay para intentar colarse y construir entre las contradicciones de la derecha. Ni los despistados son tantos ni tan tontos como para no advertir que con esto, al margen de las especulaciones de derecha e izquierda, se pudo sacar aunque sea un pelo por arriba del agua.
Significa que en medio del mamarracho de la bartola de los entendidos en la suba del dólar, y del entendimiento de los bartoleros que se dejan llevar por la cáscara de las declaraciones amplificadas de Cristina Fernández, hay algo de entendimiento real. Pero eso no quiere decir que deba dejar de apuntarse al desenmascaramiento de los análisis falsos, que hoy pueden derivar voluntaria o involuntariamente en opciones aceptables; y mañana en salidas catastróficas.
Como dice David Viñas, el hombre es un animal político. De manera que si se le quita lo político, termina siendo un animal. Tratemos de evitarlo.

25.7.07

ASTIZ PODRIA ACOGERSE AL BENEFICIO
Más de una docena de represores cobran
‘pensiones honoríficas’ por un decreto K


El Tigre Acosta, Antonio Pernías, Juan Carlos Rolón y Mario Benjamín Menéndez son algunos de los militares emblemáticos de la represión ilegal que actuaron durante la última dictadura y reciben una gratificación vitalicia por haber estado en Malvinas durante la guerra. Todos se adhirieron al beneficio gracias a que el Gobierno amplió sus condiciones a los dados de baja, sin poner reparos a eventuales antecedentes delictivos.



POR GABRIELA VULCANO


Estuvieron en Malvinas durante la guerra. Pero también están acusados de haber cometido delitos de lesa humanidad en la última dictadura militar. Muchos de ellos volvieron a estar bajo la lupa de la Justicia gracias a la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, incluso algunos tendrán que volver a prisión con la reciente anulación de los indultos. Sin embargo, a partir de un decreto presidencial de 2005, todos los meses cobran la pensión honorífica por su desempeño en las Islas.
Juan Carlos Rolón, Antonio Pernías, Mario Benjamín Menéndez, Juan José Lombardo, Ricardo Guillermo Corbetta y Julio César Binotti son algunos de los 18 mil beneficiarios. En mayo de este año, uno de los principales represores de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Jorge “Tigre” Acosta, decidió comenzar a tramitar dicho beneficio.
El beneficio. La lucha de los ex combatientes por obtener un reconocimiento empieza mucho tiempo atrás. El regreso de la Guerra de Malvinas fue con pena y sin gloria, sobre todo para los jóvenes de 18 años que habían tenido que dejar sus hogares para servir a la Patria. Recién en 1990 consiguieron que se les otorgue una pensión vitalicia cuyo monto era igual al haber mínimo de una jubilación. Siete años después, mediante la Ley 24.892, se extendió ese beneficio a los oficiales y suboficiales en situación de “retiro o baja voluntaria”.
A mediados de 2004, luego de varios días de acampe de un grupo de veteranos de Malvinas en la Plaza de Mayo en reclamo de una reparación económica y moral, el presidente Néstor Kirchner firmó el Decreto 1.357 donde, entre otras cosas, triplicó el monto de dichas pensiones y especificó que no podrían cobrar este beneficio quienes hubieran sido “condenados, o resultaren condenados, por violación de los derechos humanos”.
“Cuando nosotros empezamos a cobrar, en los 90, la pensión no era nada. Y en cuanto se triplicó la suma, todos quisieron comenzar a cobrar”, señala Aníbal Grillo, titular del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM). Pero, sin dudas, la frutilla de la torta la puso el Decreto 886 de 2005. Allí no sólo se ratifica el hecho de que los únicos militares exceptuados de cobrar son aquellos que fueron condenados por haber cometido delitos de lesa humanidad –hasta la fecha ningún militar fue condenado debido a la existencia de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que recién fueron anuladas en 2003, y los que sí, fueron indultados en 1989–, sino que además se amplía el cobro a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad que se encuentren en situación de baja obligatoria.
Ese mismo decreto estableció que el beneficio pasaba a denominarse Pensiones Honoríficas de Veteranos de la Guerra del Atlántico Sur. Es decir que tanto los soldados que fueron enviados a la guerra como los militares de carrera, muchos de ellos represores, quedaron enmarcados en una misma figura: héroes. “Queremos que se derogue el decreto que incluye a oficiales y a suboficiales. No consideramos justo que estemos en la misma bolsa. Nosotros nos consideramos víctimas y no los responsables. Es un gran error político juntarnos”, se queja Grillo. Y agrega: “La democracia tiene una deuda pendiente. Un gran número de los que hoy son puestos en el banquillo por haber violado los derechos humanos también deberían ser juzgados por haber cometido los mismos vejámenes en la isla”.
Desde 2005, muchos militares que combatieron en el conflicto de Malvinas, que a su vez figuran en el informe del Nunca más y hoy tienen múltiples causas abiertas por robos, secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos de personas, empezaron a gestionar y a cobrar la pensión, que en la actualidad es de $ 1.680.
El ex marino Alfredo Astiz, acusado de la desaparición de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y de las dos monjas francesas Alice Domout y Leonie Duquet, entre otros crímenes, no tramitó la pensión. No obstante, si lo deseara, estaría en condiciones de solicitarla ya que durante la guerra se desempeñó en el Comando de la Agrupación Naval Antártica y, hasta el momento, sólo fue condenado por la Justicia de Francia y de Italia pero no por la de nuestro país.
Víctimas y victimarios. “Darles la pensión a estos personajes es un hecho de desmemoria”, sentencia Grillo. Si bien un sector de los ex combatientes considera que con el gobierno de Kirchner hubo un avance importante en materia de derechos humanos y en lo que a Malvinas se refiere, no deja de señalar la necesidad de que se empiecen a separar las aguas. Sobre todo, porque en el territorio de combate muchos de ellos fueron víctimas de las mismas prácticas que los militares llevaron adelante en los campos de concentración durante el terrorismo de Estado (ver recuadro).
En ese sentido, Nenina Bouliet, miembro de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, apunta: “Nosotros pensamos que para los soldados que combatieron en Malvinas es justo, pero para quienes violaron los derechos humanos en la isla y en el continente, de ningún modo corresponde que cobren esa pensión”.
La ex diputada nacional y actual titular de la Unidad Ejecutora del Sitio de Memoria del Gobierno porteño, Margarita Jarque, presentó en 2005 un proyecto de derogación del Decreto 886/05, cuestionando que militares denunciados por violación de los derechos humanos puedan percibir dicho beneficio. Algunos de los legisladores que acompañaron esa presentación fueron Claudio Lozano, Patricia Walsh, Laura Musa e incluso otros que hoy son funcionarios del Gobierno nacional: Ariel Basteiro, director de Aerolíneas Argentinas por parte del Estado, y Jorge Rivas, recientemente nombrado vicejefe de Gabinete.
“La lectura que se hace de Malvinas no puede escindirse de la que realiza la dictadura. El hecho de que víctima y victimario estén bajo un mismo decreto de alguna manera significa una especie de olvido. De hecho, muchos de los suicidios de los ex combatientes tienen que ver con lo que sucedió en Malvinas”, explica Jarque.
El Decreto 886/05 también menciona que la Pensión Honorífica es “compatible con cualquier otro beneficio de carácter previsional permanente o de retiro otorgado en jurisdicción nacional, provincial o municipal”. De hecho, varios ex soldados, oficiales y suboficiales están cobrando el subsidio de la Ciudad de Buenos Aires o el de la provincia a la que pertenecen.
Al parecer, una verdadera paradoja: mientras la Justicia embargó a Acosta y a Pernías por 230 y 245 millones respectivamente en el marco de la “megacausa” ESMA, a cargo del juez federal Sergio Torres, el Estado les otorga un beneficio monetario cada mes. Lejos de la política de derechos humanos que viene llevando desde el inicio de su gestión, el gobierno de Kirchner terminó igualando a represores con ex conscriptos que, por cierto, nada tienen que ver con las Fuerzas Armadas ni con los crímenes cometidos por éstas entre 1976 y 1983.



Quiénes son los beneficiados

Osvaldo Jorge García

En Malvinas fue comandante del Teatro de Operaciones Sur Comando del V cuerpo de Ejército.
En 1976, fue el jefe del Area 450, por lo tanto se lo considera responsable de los centros clandestinos de detención “COTI Martínez” y del que funcionó en la comisaría de Villa Martelli, en la provincia de Buenos Aires. Entre diciembre de 1977 y diciembre de 1978, fue jefe del Area 480. A partir de diciembre de 1981 fue el máximo responsable de la Zona 5 (en la que se encontraban seis centros clandestinos de detención ubicados en el sur de la provincia de Buenos Aires y las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego). Fue beneficiado con la Ley de Punto Final.
Actualmente está procesado con prisión preventiva por privación ilegal de la libertad, tormentos y robo agravado en el marco de la causa “Pereyra de Avellaneda, Iris y Floreal Avellaneda”, que forma parte de la megacausa “Riveros, Santiago y otros s/privación ilegal de libertad, homicidios y otros”, en la que se investigan la represión y los hechos ocurridos en Campo de Mayo y en las zonas de San Martín, San Isidro, Vicente López y otras localidades de zona norte.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2006.


Ricardo Guillermo Corbetta
Durante la Guerra de Malvinas se desempeñó como capitán de Corbeta.
En la última dictadura fue oficial del Sector de Operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA, desde fines de 1976 hasta fines de 1978. Intervino en el secuestro de Amalia Larralde. Fue beneficiado con la Ley de Punto Final.
Hoy está procesado con prisión preventiva por los secuestros, desapariciones y torturas cometidas en el centro clandestino de detención de la ESMA.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2005.
Daniel Alejandro Polano
En el conflicto armado contra Inglaterra en 1982 integró el Comando de la III Brigada.
En los ´70 fue miembro del Grupo de Tareas del centro clandestino de detención que funcionaba en Campo de Mayo conocido como El Campito o Los Tordos.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2006.

Hugo Enrique Damario
Durante la Guerra de Malvinas se desempeñó en el destructor A.R.A “Seguí”.
En 1977 y 1978 se desempeñó como teniente de Navío y oficial de Operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA. En 1978 fue designado funcionario en el área de Prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores hasta 1979.
En la actualidad está procesado con prisión preventiva por los secuestros, desapariciones y torturas cometidas en el centro clandestino de detención de la ESMA durante la última dictadura militar.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2005.

Juan Carlos Camicha
En la guerra del Atlántico Sur integró el Regimiento de Infantería Mecanizada 7.
Según figura en los registros de la Conadep fue beneficiado por la Ley de Obediencia Debida.
En la actualidad se encuentra procesado con prisión preventiva en la causa “Carrillo, Fausto Augusto y otros s/desaparición forzada”. En abril de 2007, fue denunciado ante la Justicia Penal de Uruguay por la desaparición de dos ciudadanos de ese país en Paraguay.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2005.


Carlos Eduardo Daviou
En Malvinas integró el Comando de Operaciones Navales.
Fue señalado como uno de los pilotos de los “vuelos de la muerte” por el capitán Adolfo Scilingo ante el juez Baltasar Garzón en España, que investiga las desapariciones de españoles en la Argentina.
A comienzos de 2007, España pidió su extradición, ya que en ese país se encuentra procesado por delitos de genocidio, terrorismo y torturas.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2006.

José María Insúa
Fue brigadier mayor durante el conflicto en las Islas Malvinas.
Desde enero de 1979, se desempeñó como jefe del Area 160 (que comprendía el partido de Morón, con excepción de su extremo norte).
Fue beneficiado con la Ley de Punto Final.
Cobra la pensión honorífica de Malvinas desde 2005.

22.7.07

20 AÑOS DE TEA

SE ENTREGARON LAS DISTINCIONES ´AL MAESTRO CON CARIÑO´


LA CEREMONIA REALIZADA EN EL COMPLEJO "LA PLAZA" FUE EL INICIO DE LAS CELEBRACIONES POR LOS 20 AÑOS DE LA ESCUELA DE PERIODISMO.



Por Carlos Ferreira



El pasado martes 17, en la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza, homenajeamos una vez más a maestras y maestros del periodismo, de la comunicación, del arte, de la vida. Fue una noche distinta a pesar de que se trataba de la vigésima entrega de lo que Carlos Ulanovsky, uno de los fundadores de TEA, llamó “Al maestro con cariño”. La clásica entrega de la manzanita, antiguo símbolo del agradecimiento a quienes nos enseñaron ideas, conceptos y actitudes que nos acompañaron para siempre, fue, también, una forma de premiar a TEA. Porque la escuela cumple 20 años de existencia y tiene por costumbre ejercer el goce de dar, de reconocer a otros como una forma de ir reconociéndonos en ellos.

Fui el encargado de abrir la apertura de la entrega. Las palabras pronunciadas fueron:"Hace dos décadas, para ser exactos un 6 de abril de 1987, en el auditorio de SEGBA, Jorge Manzur y Adrián Paenza dieron la primera charla de lo que hoy es la materia Introducción al Periodismo y la Información. Al día siguiente nos tocó iniciar las clases por grupo. Julio Bárbaro nos había prestado una vieja casona en la calle Salta 327.

Durante meses, los fundadores, Juan José Panno, Carlos Ulanovsky, Osvaldo Pepe, Carlos Ares y quien escribe estas lineas nos reunimos por las mañanas en ese lugar. Carlitos da Silva y su esposa, el entrañable matrimonio que cuidaba la casa y que heredamos junto con el lugar, nos servían un café cargado –y nunca pudimos saber cargado de qué- y unos mates que eran un poco mejores. Desarrollamos el plan de trabajo, recibíamos a los muchachos y muchachas que se acercaban a pedir informes y nos preguntábamos qué hacer cuando llegaran lo que para nosotros iban a ser treinta o cuarenta alumnos. Finalmente llegaron 120, que dividimos en cuatro comisiones.

La fría noche del martes 7, a las ocho en punto, cada uno de nosotros entró a su respectiva aula. Hasta hoy, ninguno recuerda una sola palabra de lo que dijo frente a esas 30 miradas que parecían esperarlo todo de nosotros. Juan José Panno, a los cinco minutos de clase se sacó el saco. Un alumno, muy respetuoso, le preguntó si acostumbraba a desabrigarse cuando hacía frio. Hoy, Panno sigue confesando que ni siquiera se había dado cuenta de lo que había hecho. Cuando escuchó la observación se puso el saco y admitió que los nervios le habían jugado una mala pasada y que, efectivamente tenía frio.

En lo que a mi respecta, para poder sostenerme parado decidí apoyar la espalda en el pizarrón, pero aún así sentí que era poco sustento para mis nervios, de manera que manché prolijamente la pared recién pintada apoyando la suela del zapato derecho en una actitud supuestamente canchera. Lo que no advertí es que así di la hora y cuarto de clase, para mal de mi único apoyo, la pierna izquierda, que, irremediablemente, se había dormido como un bebé. Cuando terminó esa primera parte nos reunimos en un pequeño cuarto que oficiaba de sala de profesores. Roberto Fernández, que actualmente sigue siendo profesor de la escuela, llegó demudado. Se tranquilizó cuando vio en nosotros todo tipo de palideces. Alguien dijo entonces:“Yo ya dije todo lo que sé” y los demás asentimos. Sobrevivimos a un cafecito más de Da Silva y diez minutos después volvimos a las aulas. Y no nos fuimos más hasta hoy. Es decir: seguimos aprendiendo, seguimos enseñando este querido oficio con la misma alegría.

Seguramente no todos los que pasan por las aulas de TEA serán periodistas, pero nos gusta pensar que saldrán de aquí siendo lectores más atentos, más críticos, más observadores, más comprometidos con la realidad que los rodea y, por eso, mejores personas, mejores ciudadanos a partir del uso de las heramientas del oficio. TEA cumple veinte años y parece increíble. Hemos acompañado dos décadas del país que fueron de una intensidad como acaso sólo los argentinos podamos comprender. Pero la tarea está siendo cumplida: siguen saliendo de nuestras aulas muchachos y muchachas que inician el camino que nosotros empezamos a recorrer en los años 60. Lo hicimos, lo seguimos haciendo, con ética, pasión y trabajo.


Los Maestros reconocidos:


En esta oportunidad recibieron manzana y diploma Eduardo Aliverti, Jorge Boccanera, Juan Carlos Camaño, Norma Dumas, Julio Ricardo, María Moreno, Alberto Morlachetti, Carlos Pacheco, Osvaldo Pepe, Enrique Pinti, Marisa Ramón Badía, Daniel Vilá, Arturo Peña Lillo y Horacio Salgán (estos dos últimos ausentes con aviso).Al acto asistieron también un centenar de maestros reconocidos en las 19 entregas anteriores de esta distinción otorgada por TEA y Deportea a figuras del periodismo, del arte, de la comunicación y de la vida.

Fue una cálida ceremonia de reencuentro con referentes del periodismo y la cultura, entre ellos Eduardo Ferro, Rogelio García Lupo, Roberto Cossa, Lita Stantic, Luis Farinello, Ricardo Halac, Clara Zappettini, Juan Carlos Cernandas Lamadrid, María Ester Gilio, Isidoro Gilbert y Graciela Mancuso.

Ana Villarreal, secretaria de derechos humanos de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba), fue la encargada de recibir una de las manzanas que, desde 1997, la escuela otorga para recordar a los periodistas desaparecidos.El coreógrafo y director Ricky Pashkus entregó el reconocimiento a Pinti; César Salgán recibió en nombre de su padre, y Jorge Gurbanov, editor de Ediciones Continente, lo hizo en nombre de Peña Lillo.Además, durante el acto tocó la orquesta típica de tango Cerda Negra.

20.7.07

A LOS 62 AÑOS, MURIO ROBERTO FONTANARROSA, ESCRITOR Y DIBUJANTE EXCEPCIONAL


El imposible adiós a un verdadero grande


Acosado por una enfermedad neurológica, Fontanarrosa afrontó sus últimos tiempos con la misma vitalidad que vibra en sus textos y dibujos. Padre de Inodoro Pereyra y Boogie el aceitoso, autor de una veintena de libros que demostraron su calidad literaria, supo decir lo más profundo de la manera más simple.


Por Karina Micheletto
“Cuando me explicaron de qué se trataba mi enfermedad, lo primero que pensé fue: ¿por qué a mí? Pero después entendí: ¿Y por qué no?”. Así anunció su enfermedad Roberto Fontanarrosa, dos años atrás, en el primer programa que tuvo a mano, el ciclo de entrevistas Tiene la palabra, por TN. Lo contó en público, explicó antes del aire, porque le parecía que ya era tiempo, restándole importancia por completo al asunto. Parecía mucho más preocupado por dejar en claro que sus dichos sobre Rosario Central (“con cada partido envejezco diez años”) no tenían nada de broma. En medio de la irrealidad que siempre supone un estudio de televisión, preparado para albergar palabras que se dicen con la liviandad del “estamos en el aire”, esta cronista recuerda haber vuelto a confirmar, junto a todos los presentes, una certeza colectiva, conmovedora, como fuera de lugar: qué grosso que es este tipo. Roberto Fontanarrosa falleció ayer, después de presentar batalla a una extraña afección neurológica que fue debilitando poco a poco sus músculos, una enfermedad que sabía irreversible y progresiva. Tenía 62 años, más amigos que penas y la lucidez suficiente para ejercer con maestría el más arduo de los oficios: el de decir lo más profundo de la forma más simple, haciendo reír con gusto al menos a dos generaciones.
Los cables de noticias indican que Fontanarrosa murió en una clínica de Rosario, la ciudad que amaba. Que no tuvo que permanecer mucho tiempo internado allí. Y que había pasado la noche anterior entre amigos, compartiendo un asado. Lo cual suena como una especie de consuelo imposible, una forma casi justa –ojalá tal cosa existiera– de muerte. La variante de esclerosis que padecía le fue tendiendo un cerco que afectó primero su brazo izquierdo, y luego dificultó su movilidad, por lo cual en sus últimas apariciones se lo vio en silla de ruedas. Sufría una extraña enfermedad neurológica, “esclerosis lateral amiotrófica”, sin cura conocida. No rechazó ningún tratamiento, desde acupuntura hasta ensayos con células madre, en fase experimental. La noticia de su muerte fue sorpresiva para todos: la arrolladora vitalidad que transmitía el rosarino marcaba un diagnóstico propio y diferente, siempre esperanzado.
Roberto Fontanarrosa nació en Rosario el 26 de noviembre de 1944 y, según decía, desde chiquito fue negro y canalla. A los veinticinco años comenzó a delinear sus dos personajes emblemáticos: Boogie el aceitoso e Inodoro Pereyra, que nacieron en las revistas Tinta y Hortensia. A partir de los ’70 empezó a poner su firma en revistas como Satiricón y Mengano, y pronto Ediciones de la Flor publicó las primeras compilaciones de Inodoro y Boogie. Sentencias como “mal pero acostumbra’o”, “Negociemos, don Inodoro”, o el lacónico “shit” que remataba las aventuras de el aceitoso, pasaron a formar parte del refranero popular. Boogie, precisamente, fue protagonista de las contratapas de domingo en Rosario/12, donde trabajó toda la década pasada y escribió sus “Noticias desde El Cairo”. Pero también brilló en novelas y compilaciones de cuentos –muchos de ellos dedicados, claro, al fútbol– como El área 18, No sé si he sido claro, Usted no me lo va a creer y El mayor de mis defectos. En el último tiempo, relatos como La mesa de los galanes fueron llevados al teatro por distintos elencos, y sus amigos Daniel Aráoz y Coco Silly hicieron que Los cuentos de Fontanarrosa cobraran vida por Canal 7 (ayer, justamente, grabaron un capítulo en medio de la noticia de la muerte). Su maestría lo llevó por las más diversas posibilidades de su oficio, desde cubrir un Mundial de Fútbol hasta ilustrar el Martín Fierro.
Siguió trabajando con el mismo entusiasmo hasta el final: mantuvo el chiste diario en Clarín. También siguió con Inodoro Pereyra, el renegáu en la revista dominical de ese medio, sin renunciar al desafío autoimpuesto: lograr que cada viñeta contuviera un chiste, con remate y todo, formando parte a la vez del relato global de la historieta. La enfermedad marcó cambios inevitables: primero, las letras de Inodoro comenzaron a salir con un programa de computadora que imitaba los caracteres del humorista. Finalmente, en enero de este año, anunció que dejaría de dibujar, y sólo seguiría escribiendo el contenido de sus tiras cómicas. “Fue casi un alivio llegar a esta determinación; me costaba mucho dibujar, y me salía mal. Por ahora mi mano claudicó, no responde como antaño a lo que dicta la mente”, explicó. La solución llegó con otra mano, la de un amigo de años, el cordobés Crist. Así, en el último tiempo, los chistes se pensaban en Rosario, se dibujaban en Córdoba y se imprimían en Buenos Aires, para todo el país.
En 2004, Fontanarrosa fue invitado al III Congreso de la Lengua, que se realizó con toda pompa y circunstancia en la ciudad de Rosario, con la presencia de catedráticos de la más alta alcurnia. Su exposición, que se suponía una suerte de adorno marginal en ese ámbito académico, las palabras de alguien “de otro palo”, terminó siendo lo más recordado del evento. No porque los medios hubieran ejercido su poder de caja amplificadora de lo pequeño, sino porque sus palabras, efectivamente, formaron parte de lo más profundo de la discusión sobre una materia viva como la lengua. “¿Por qué son malas las malas palabras? ¿Le pegan a las otras palabras? ¿Son de mala calidad, y cuando uno las pronuncia se deterioran?”, comenzó planteando el rosarino. En su ponencia abordó la cuestión de “la triste función de los puntos suspensivos” en el reemplzazo de términos soeces, y defendió la potencia expresiva de un carajo o un mierda bien colocados. Hablaba sin recurrir a un texto escrito, en lo que parecía un discurso improvisado, o al menos dicho con la tranquilidad de quien va pensando las palabras en el momento. Pero si logró hacer reír a carcajadas a cada maestra y biliotecaria, y hasta al director de la Real Academia (apellidado, casualmente, García de la Concha), era porque el Negro había trabajado mucho su ponencia. Lo que decía en cada oración, con el ritmo justo para que el auditorio estallara en risas en cada punto, era brillante. Lo mismo ocurría con sus chistes. Nadie se sentía un pelotudo mientras largaba la carcajada.
Una situación similar vivían todos los años los cientos de personas que llenaban la sala más grande de la Feria del Libro, donde Fontanarrosa cumplía con una suerte de ritual, la mesa de humoristas que organizaba De la Flor. El tema era siempre más o menos el mismo: el humor y sus implicancias. El rosarino siempre llegaba con algo preparado, y aunque las dijera como al pasar, sus palabras dejaban picando grandes reflexiones. Decía que disfrutaba muchísimo de esas ferias, aun entre los apretujones de los pasillos repletos, y era fácil creerle, viendo el empeño que ponía en firmar un autógrafo tras otro, frente a una fila de lectores ansiosos que parecía ser siempre igual de larga. “Yo firmo lo que venga”, aseguraba, y contaba que había estampado las cosas más insólitas: papelitos, revistas, camisetas, libros de otro autor. Se tomaba el tiempo para agregar un Mendieta, un Inodoro, lo que el lector pidiera. Era su forma de devolver el cariño que recibía de sus lectores, que lo trataban con respeto y familiaridad a la vez. Como a un amigo.
En cierta medida, el Negro fue un símbolo de un país que alguna vez fue posible, uno de esos seres cuya existencia indican que quizá todavía puede ser posible. Un hombre que manejaba una cultura vastísima, capaz de hacer poesía con Central, o de hacer que la sociedad argentina se reconozca en sus personajes. Un hombre que trabajaba con la sencilla convicción de que podía hablarles a sus lectores de igual a igual, como a seres capaces de reflexionar y reírse con las mismas cosas que él. Por eso sus chistes y textos hacían sentir bien tratado al lector mientras se reía, algo que en estos tiempos de zanahorias para bobos se agradecía como una caricia. No son tantos los que quedan, y un ejemplo pueden ser Les Luthiers, con quienes no por nada el rosarino trabajó durante más de veinte años como asesor creativo.
“¿Por qué a mí? ¿Y por qué no?”, les debe estar diciendo el Negro, desde algún lugar y de alguna forma, con la sonrisa torcida de siempre, a los muchos que hoy lo lloran. Decir que un artista sobrevive en su obra es el más horrible de los lugares comunes para una nota como ésta. Aun así, hay una certeza alrededor de esa posibilidad de reencarnación que solamente se ganan los grandes, que no son tantos. Fontanarrosa podrá haberse muerto, pero todos seguiremos repitiendo: qué grosso que es este tipo.

18.7.07

Woodylona

Por Rodrigo Fresán

UNO Ayer volví a ver a Woody Allen. Digo que volví a verlo porque fue la cuarta vez en pocos días en que me lo crucé por Barcelona. Inconfundible e imposible de confundirlo con otro, idénticamente parecido a sí mismo: el andar tartamudo, el sombrero verde de pescador de fin de semana, los anteojos como marca registrada y esa incómoda felicidad de saberse reconocible y reconocido en cualquier parte del mundo. Es decir: Madonna lejos de los reflectores puede pasar desapercibida, hay tantos modelos como Beckham y el rostro de J. K. Rowling es tan fácil de ignorar. Así, los tres no son nada fuera de su contexto y de su territorio. Pero Woody Allen está –para bien y para mal– condenado a no pasar desapercibido y a ser Woody Allen las 24 horas del día. Así, ver a Woody Allen en la calle, paseando, es ver a Woody Allen haciendo lo suyo. Porque uno ya ha visto y seguirá viendo a Woody Allen pasear, tantas veces, por las calles de sus películas.
DOS Y la cuestión es qué le pasa a uno cuando se cruza con Woody Allen. La pregunta es si se cruza uno con el Woody Allen de sus primeras películas cómicas, con el que se reinventa automitificándose como paradigmático antihéroe intelectual en Annie Hall y Manhattan, con el que alcanza su madurez creativa con la acaso ya irrepetible trilogía compuesta por Hannah y sus hermanas, Crímenes y pecados y Maridos y esposas o con el de la lenta decadencia con espasmos de genio que surgió de entre las ruinas del escándalo Soon-Yi. La respuesta no es sencilla para quien creció con Woody Allen, que siente a Woody Allen como parte de su vida, y que se entusiasma con un retorno a la buena forma en Match-Point para casi enseguida contemplar horrorizado y a través de los dedos que cubren a los ojos la estupidez insalvable de Scoop.
Ahora, cansado de New York (o el cine norteamericano cansado de él), aparentemente cerrado su período inglés (semanas atrás el escritor británico William Boyd me comentaba que sus compatriotas todavía no han asimilado la burda caricaturización con que los retrató el norteamericano), Woody Allen ha aterrizado en España para filmar, hasta el 23 de agosto, lo que ha definido como una “carta de amor” a Barcelona (con posdata a Oviedo, donde se rodarán unas escenas quizá porque esa ciudad alberga una estatua erigida a su genio y gloria) y yo me cruzo a Woody Allen por la calle, a cada rato. Y la gente –niños, ancianos y fans de una ciudad que lo adora desde hace mucho– aúlla “¡Woody! ¡Woody!” pronunciándolo como “¡Vúdi! ¡Vúdi!”. Y ahí viene y ahí va él, con sonrisa de no saber dónde meterse, con esa cara que pone cuando se mete en cualquiera de sus películas.

TRES Y yo –ganado por la Vudimanía y buscando esclarecer el misterio de qué significa Woody Allen para mí aquí y ahora– entré en una librería del Eixample y me compré el Mere Anarchy. El primer libro de Woody Allen –reuniendo ensayos, parodias y relatos principalmente publicados en The New Yorker– en un cuarto de siglo. Había pilas. También había varios ejemplares de The Insanity Defense conteniendo los tantas veces leídos y releídos por mí Cómo acabar de una buena vez por todas con la cultura, Sin plumas y Perfiles. Y la verdad es que hace mucho que no hojeaba los tres primeros y lo cierto es que este cuarto (hojeo ahora los tres primeros, Mere Anarchy no tiene nada que esté a la altura de, por ejemplo, “El episodio Kugelmass”) me produjo una impresión ambigua: el placer del ingenio de siempre y el embarazo de anticipar cada uno de los chistes. Casi casi lo que suele ocurrir con las últimas películas de Woody Allen: una mezcla de déjà vu con jet-lag. Casi seguro –me temo– lo que va a ocurrirme con la españolada que Woody Allen ha venido a filmar a España. Porque digamos que, de entrada, la cosa no pinta muy bien: turista norteamericana (Scarlett Johansson) seducida por pícaro local (Javier Bardem) con novia muy celosa (Penélope Cruz). Ya me los imagino: entrando y saliendo y corriendo por callejones del Barrio Gótico. Parece que el personaje de Bardem iba a ser –en principio– un torero; pero consejeros catalanes convencieron a Woody Allen de que lo convierta en pintor. Es que Barcelona es la ciudad menos taurina de la península y hasta el muy anunciado y reciente retorno del matador misterioso José Tomás fue recibido a regañadientes por los locales. No sé, no sé... No sé si tengo ganas de ver a una rubia hablando rápido junto a la Sagrada Familia: seguramente la obra más lenta en toda la historia de la arquitectura moderna.

CUATRO Y tiene gracia eso de que el gran Hommo Manhattaniensis –por obligación o decisión– se haya convertido en un cineasta nómade cruzado con agente de viajes como aquellos antiguos directores a sueldo de los grandes estudios paseándose por Río o por París en busca de color local a sublimar en technicolor. Y lo cierto es que Barcelona se ha rendido a sus piecitos: millonario fondo de subvención salido de la arcas públicas (con la excusa de promocionar una ciudad a la que lo que le sobran son turistas alcoholizados y pedaleando a toda velocidad por las veredas), cierre de calles emblemáticas y de atracciones fetiche (los otros días Woody Allen anduvo filmando por las Ramblas y dentro de La Pedrera), escenificación de fiestas tradicionales fuera de fecha (un correfoc) y encendidas declaraciones de Jaume Roures –productor– refiriéndose a los contratiempos urbanos causados por el rodaje. “La ciudad y el país han de promover estas cosas, que favorecen a hacer un gran spot publicitario de lo que es Barcelona y Catalunya y que verán cien millones de personas”, dijo Roures. Y me parece que alguien le exageró un poquito a Roures el número de espectadores que suele pagar la entrada para ver una película de Woody Allen.

CINCO Y me pregunto cuál es el siguiente paso, la siguiente parada. No lo veo en la Bombay de Bollywood ni en la Corea ultraviolenta y mucho menos en la Caracas del Bolívar Reencarnado. ¿Buenos Aires? No me parece improbable. Sobre todo ahora que nieva y que puede presentar copos a la altura de los de los copos dinásticos de Iván El Terrible, los copos irrecuperables de El ciudadano, los copos amorosos de Doctor Zhivago, los copos epifánicos de Edward Scissorhands, los copos criminales de Fargo y los copos woodyallenianos que, si mal no recuerdo, caen sobre Alvy Singer y Hannah y los suyos. Buscar locaciones en el Malba, en La Biela, en Palermo Hollywood o, mejor, crear rápidamente un Palermo Woody. Sobran actores y actrices que se educaron viendo las películas de Woody Allen y que –sometidos a previo tratamiento y entrenamiento– no tendrán dificultades para superar la extrañeza de tener que memorizar líneas de un guión donde no figurarán las palabras boludo y pelotudo.

¿Y de qué trataría una hipotética película “argentina” de Woody Allen? Supongo que de psicoanalistas judíos, de psicoanalizados ateos, de amantes jóvenes y de ex esposas curtidas, de envidias entre intelectuales, de familias disfuncionales, de cosas así...
Y tal vez entonces –sin imaginarlo en el más imposible de sus sueños, sin esperarlo ni habérselo propuesto– Woody Allen habrá vuelto, por fin, a casa.

15.7.07

La fiscalía berlinesa permitió el robo de niños en épocas de dictadura

Otra vez la impunidad por la Mercedes Benz Argentina y el Estado alemán


Por Gaby Weber



El gerente de Mercedes Benz en épocas de la dictadura, Juan Ronaldo Tasselkraut, no sólo entregó los activistas de la fábrica a la represión que nunca más aparecieron. En su familia hay tres chicos apropiados que probablemente sean hijos de desaparecidos. Estos chicos fueron inscriptos como hijos suyos, basado en partidas de nacimiento groseramente falsificadas, la República Federal Alemana les otorgó la ciudadanía alemana y se resiste hasta hoy en día de averiguar de donde y de quienes son estos chicos.

Yo hice por este crimen dos denuncias penales, una en Argentina y otra en Alemania. Primero en Argentina, presentando las partidas de nacimiento falsas, donde figuran parteras que trabajaban en Campo de Mayo y que están involucradas en otras apropiaciones de chicos de desaparecidas. Estas parteras, hasta hoy, siguen trabajando en sus profesiones. Y los juicios - uno radicado en el Tribunal de San Martín y otro en Capital - no avanzan.

Según la ley argentina y la Convención Internacional del Niño, estos delitos no prescriben. Como Tasselkraut es alemán, pudo dar la ciudadanía a sus hijos y lo hizo con las partidas falsificadas. En el 2004, yo me presenté en la Embajada Alemana en Buenos Aires, con la intención de entregar a los funcionarios las partidas falsificadas y pedir una investigación como fue posible el otorgamiento de la ciudadanía. No recibieron los documentos y se negaron a cualquier investigación.

Un año y medio más tarde, la “Coalición contra la Impunidad” organizó un acto en el Parlamento de Berlín para conmemorar los 30 años de dictadura en Argentina e invitó a varias personas de Argentina, entre ellos el Premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel, Luis Mattini, Maristella Svampa y a mí. Participaron también dos funcionarios de la Cancillería alemana a los cuales yo pude entregar públicamente las partidas de Tasselkraut y ellos, frente a un público indignado, se comprometieren a investigar.

Pero no pasó nada, y al año, Amnistía Internacional preguntó en la Cancillería por las razones de la inoperancia. La respuesta: los chicos no tenían ningún interés en averiguar sus orígenes y con eso, así argumentaron, no había ningún motivo para las autoridades alemanes en tomar una acción. En marzo de este año, hice una denuncia penal en la Fiscalia de Colonia contra Tasselkraut, contra el personal de la Embajada alemana en Buenos Aires y contra los funcionarios de la Cancillería alemana, contra los últimos por encubrimiento de un delito, por que las partidas falsificadas siguen estando vigentes y probablemente son aceptadas para nuevos pasaportes.

Para mi, debería estar en el interés de los chicos el “blanquear” su situación, en conseguir partidas de nacimientos correctas y legales en vez de andar con papeles falsificados por el resto de sus días. Pero el señor Tasselkraut obviamente ha preferido, para protegerse él y a los que hicieron posible la apropiación de los bebés, la muerte de sus madres y utilizar la infraestructura falsificadora de la dictadura.

Nunca pensó en el bien de estos chicos. Si estos jóvenes quieren mantener la ciudadanía alemana, pueden hacerlo, legalizando su situación. Pueden pedir partidas legales, y con estos recurrir a la posibilidad que les ofrece la ley alemana: Tasselkraut los puede adoptar a pesar que ya son adultos y darles su ciudadanía de manera legal.

La Fiscalía alemana decidió ahora, tomándose el tiempo de una semana, de no abrir una causa. Para ella, la falsificación de las partidas prescribió y no quiere investigar si estos documentos son utilizados hasta hoy. Así el robo de niños queda blanqueado.

12.7.07

La Era del Picado


Por Juan Sasturain



Hasta anoche yo había creído y sustentado con criterios que suponía incontrastables que el picado –la palabra “picado”, quiero decir– era derivado anómalo, jodón, de “partido”: que picado quería ser y decía ser la forma informe de una confrontación orgánica: lo partido y racional, el partido, más precisamente, era lo formal, la confrontación sujeta a reglas; lo picado, el mítico picado, la espontaneidad de lo que se daba, lo imprevisto que buscaba su legalidad en el uso.
Y es cierto, claro que sí. No dudo que es así. Sin embargo, desde hace tiempo –pero para mí definitivamente desde anoche– el verbo “picar” tiene otro sentido. La idea de la pelota “picada”, sobre todo. Porque hubo un momento –o dos– en que picar, el verbo “picar”, referido a cierta forma de tratamiento de la pelota, adquirió un sentido extra, diferente, un plus –perdonando la expresión–, ya que hizo repensar el sentido mismo del trato, de los criterios con que se golpea/acaricia, impulsa, empuja y despide al sujeto/objeto del juego más lindo del mundo.
Para convertir el segundo gol –obra de arte– y el tercero de Argentina –obra de bien–, el imberbe Messi y el mítico añoso Riquelme “picaron” la pelota. Es una expresión relativamente nueva –no tiene dos décadas, que para el histórico y memorioso fútbol argentino no es mucho aún– y eso significa que no le pegaron (aunque amagaron hacerlo: un disparo) ni la empujaron (aunque podrían haberlo hecho: un toque) sino que hicieron casi nada, la sacaron de trayectoria, la pusieron por unos instantes en suspensión y suspenso (eso significa), la colocaron en tierra y espacio de nadie, para dejarla caer, como una lágrima, derramada según su propio peso y medida, del Otro Lado. El gol se produce por literal Elevación; ya que se apunta hacia Arriba y se deja que la Inspiración y la Ley de Gravedad hagan el resto. Tienen algo de místico entregar el impulso medido a la decisión de una fuerza exterior. El gol termina haciéndolo la Naturaleza, el Orden que se impone a los empeños tozudos de una voluntad desprolija.
Yo creo que hoy ha comenzado, para la historia futbolera argentina, la Era del Picado. En todos los sentidos: hay que jugar así –ganar o perder así, digo–, competir con ideología de juego libre, elevado; confiado, en el mejor sentido, de que lo Mejor es lo que no piensa sino en picarla, sacar la pelota de la rutina del traslado y el maltrato para entregarla a las leyes bellas de lo que es mejor para ella y para todos. La pelota picada con sutileza recupera la liviandad del globo de cumpleaños infantil, sólo cae para que todos festejen. Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir.

10.7.07

Curioso homenaje en vida

En el nombre del señor Presidente



A pesar de que existe una ley nacional que lo prohíbe, Néstor Kirchner permitió que durante su mandato una calle, un barrio y hasta un gasoducto fueran bautizados con su nombre en distintos puntos del país. Una (mala) costumbre argentina para asegurarse un lugar en la historia.


Por Leonardo Nicosia


En San Juan hay un barrio que se parece a cualquier barrio humilde. Casitas de ladrillo, pintadas con colores vivos y rodeadas de calles de tierra. El silencio del cerro solamente lo interrumpen los autos, que pasan rasantes por la ruta nacional 40. El lugar podría pasar inadvertido, si no fuera por la enorme piedra incrustada en el centro de una plaza. “Barrio Presidente KIRCHNER”, anuncian unas enormes letras negras. En el mismo mármol, aparecen unos dibujos del bastón y la banda presidencial. “El país de los hacedores es el país que a la larga trasciende la historia”. La frase está firmada por el líder santacruceño, con la solemnidad de un prócer.
Parece una postal de realismo mágico. Pero no es la única muestra de los homenajes y reconocimientos que se le han realizado al Presidente desde 2003 hasta hoy. En Caleta Olivia hay una calle “Néstor Kirchner”. Lo mismo ocurre con el polémico gasoducto de El Calafate bautizado “Presidente Néstor Kirchner”. Y también se presentó un proyecto de ley para nombrar un acueducto de Santa Cruz con su nombre.
En cualquier parte del mundo es común bautizar obras públicas con el nombre de un ex presidente que ha pasado a la historia. Pero los seguidores de Néstor Kirchner no se aguantaron las ganas y le rindieron esa clase de homenaje cuando todavía está ocupando el sillón de Rivadavia. Tal vez se inspiraron en Juan Domingo Perón, que durante su segunda presidencia hasta le puso su nombre a la provincia de Chaco (ver recuadro). Una verdadera tradición peronista, de la que el kirchnerismo no pudo escapar.
Pasar a la historia. Durante la época de oro de Carlos Menem, varias calles y barrios se inauguraron con el nombre del riojano (ver recuadro). Y, si bien Kirchner se disgusta cuando se lo vincula al ex presidente, en este punto sigue su camino.
Por lo pronto, ya tiene una calle bautizada “Néstor Kirchner”. Se encuentra en la localidad de Caleta Olivia, en la zona industrial de esa ciudad petrolera santacruceña. El autor del homenaje es un ex intendente, José Manuel Córdoba, que estuvo al frente de la Municipalidad hasta 2003. Hombre cercano a Kirchner, hoy ocupa una banca de diputado nacional del Frente para la Victoria.
El barrio en San Juan fue i-naugurado en febrero de 2006. Está ubicado a 20 kilómetros de la capital provincial, en la localidad de Albardón. La idea de bautizarlo con ese nombre se le ocurrió a Juan Carlos Abarca, intendente peronista de la zona. El hombre se declara un kirchnerista fervoroso. Y como si esto fuera poco, es un fiel seguidor de José Luis Gioja, gobernador sanjuanino ultra-kirchnerista.
El Presidente no pudo estar presente en el acto de inauguración. Pero mandó en su lugar al subsecretario de Vivienda y Urbanismo, Luis Bontempo. Después de todo, el barrio se había construido con fondos del Gobierno nacional: más de tres millones de pesos. Esa noche de festejos, las autoridades explicaron el motivo de ese “nombramiento” . “Este barrio lleva el nombre del mejor presidente que ha tenido el país en los últimos tiempos”, lanzó el gobernador Gioja. “Es un reconocimiento para un hombre como Néstor Kirchner, que trabaja día y noche para que los argentinos estemos mejor”, dijo el intendente. “Necesitamos que el Gobierno nos ayude para construir otras 312 casas”, agregó el jefe municipal. El enviado de Kirchner les agradeció y prometió más fondos millonarios para la provincia de San Juan.

Dale gas. “Artículo 1º: DENOMINASE con el nombre de Presidente NESTOR CARLOS KIRCHNER el gasoducto que une la zona de Boleadoras con El Calafate”. Esto puede leerse en la ley 470/05 que determina el nombre del gasoducto que lleva gas natural a la villa turística de El Calafate. La obra, que se inauguró hace casi un año, genera polémica: según una denuncia del diputado Esteban Bullrich, se gastaron 137 millones de pesos más de lo previsto en su construcción, que fue adjudicada a la cuestionada empresa BTU, involucrada en el megaescándalo de corrupción de la empresa sueca Skanska.
El proyecto de ley tuvo un trámite ultrarrápido. Fue presentado el día 23 de noviembre de 2005, firmado por cinco diputados provinciales. “En reconocimiento a la persona que más ha luchado fervientemente para lograr dicho crecimiento y desarrollo, tanto de la zona como de la Provincia de Santa Cruz”, elogiaban los fundamentos. En marzo de 2006, la Comisión de Obras lo despachó con la recomendación de aprobarlo. Y quince días después, fue sancionado por unanimidad de los legisladores presentes. En una Cámara donde la inmensa mayoría es kirchnerista –excepto dos diputados–, solamente habló uno de los autores de la iniciativa y nadie puso objeciones.
Hubo otro proyecto para que otra obra importante se llame igual que el líder santacruceño, aunque hasta el momento no prosperó. Varios diputados provinciales pidieron que se ponga el nombre “Dr. Néstor Carlos Kirchner” al acueducto que todavía se está construyendo entre el río Santa Cruz y la bahía San Julián. “Intentando resaltar la impecable administración del ahora Presidente de todos los argentinos”, decían los fundamentos del proyecto 346, presentado el 24 de noviembre de 2004.
La iniciativa terminó desechada, porque se excedió del plazo de dos años que dispone para ser tratada. Hay quienes insinúan que desde el oficialismo habrían desestimado esta oferta, para que el nombre del Presidente no quedara vinculado a una obra que en los últimos años empezó a generar polémica. Los dos mayores cuestionamientos son los tiempos de construcción y el cumplimiento del presupuesto programado. Por un lado, la obra ya debería estar terminada: la fecha límite establecida por ley era marzo de 2006. Por otro, el costo subió de manera inquietante, bastante por encima de los 58 millones de pesos del presupuesto oficial. La construcción está a cargo de las empresas Gotti, Esuco y JCR, consideradas dentro de “las preferidas” para hacer obra pública en Santa Cruz.
En el caso del gasoducto de El Calafate, el Presidente no concurrió al acto de inauguración, en agosto de 2006. Pero el evento contó con la presencia estelar de Cristina Fernández. La Primera Dama estuvo acompañada por Fulvio Madaro, ex presidente del Enargas, que todavía no había sido echado de su puesto por el escándalo de coimas en el gasoducto del Norte. La senadora y hoy candidata oficial a la presidencia de 2007 visitó las instalaciones, habló de la importancia del nuevo servicio y hasta se animó a encender el mechero de la planta central con una antorcha. Pero nunca mencionó que la millonaria obra pública que estaba inaugurando había sido bautizada con el nombre de su esposo. Tal vez, ella también sintió un poquito de vergüenza ajena.

9.7.07

DESPIDOS POR DISCRIMINACION SINDICAL EN WAL MART ARGENTINA




Por Paula Abal Medina (*)




En Wal Mart Argentina, Sucursal Avellaneda, han despedido a dos trabajadores: Gustavo Córdoba y Pablo Núñez.




El motivo: la más brutal discriminación sindical. Estos despidos se suman a otros y a inmumerables prácticas de persecución sindical.
Les pido que envíen su solidaridad al cuerpo de delegados y cualquier contacto o sugerencia que consideren útil para impedir estas prácticas y lograr la reincorporación de los trabajadores despedidos. Ya saben que una sola línea de apoyo es fundamental para los compañeros en momentos tan difíciles. El correo electrónico del cuerpo de delegados de la sucursal de Avellaneda es el siguiente:
cuerpodelegados@yahoo.com.ar
Conozco de cerca la trayectoria de Gustavo Córdoba y a Pablo Núñez por su participación en el primer paro realizado en la sucursal desde su instalación en la Argentina hace ya más de 11 años. El mismo tuvo lugar el domingo 4 de febrero de 2007.
Me imagino que todos ustedes saben que la empresa Wal Mart es conocida en el mundo por su persecución a todo trabajador y trabajadora que tenga actividad sindical, se encuentre afiliado/a al sindicato o, simplemente, manifieste cualquier tipo de compromiso: desde participar en algún reclamo, aceptar un folleto proveniente de manos sindicales hasta la sola lectura de una línea que figure en la cartelera sindical de la sucursal.
Colaboradores, simpatizantes, indiferentes y hasta tímidos son sospechosos para esta empresa que recuerda las más lamentables prácticas totalitarias de nuestra historia. Que además exige a sus empleados las más denigrantes manifestaciones de adhesión a la empresa como el canto de himnos y rituales con porras.
Como Wal Mart afirma en sus manuales clandestinos de adoctrinamiento de gerentes: "mantener la empresa libre de sindicatos es una tarea de tiempo completo a la que debe dedicar esfuerzo, energía, fervor y una gran atención durante los 365 días del año".
Esta empresa ha sido, lamentablemente, bastante exitosa en sus resultados. Por ejemplo, en el único hipermercado que tiene en Ciudad de Buenos Aires, no hay (ni hubo nunca) delegados sindicales. La ausencia del Sindicato de Empleados de Comercio de Capital Federal no sólo es palpable por este abandono del ejercicio de representación sindical en el lugar de trabajo sino de cualquier otra forma de representación más allá de aquella que pueda garantizarles solvencia económica.
Gustavo Córdoba ya fue despedido (y luego reincorporado) junto a otros trabajadores a mediados de 2006 cuando, a partir de su denuncia sobre discriminación sindical en asamblea de trabajadores y posteriormente en el INADI, comenzaba a evidenciarse la posibilidad de su candidatura en las elecciones sindicales de la sucursal.
Este trabajador, como otros compañeros que desde hace unos pocos meses son delegados de la sucursal, tiene una intensa actividad dedicada a la defensa de los más elementales derechos de los trabajadores, aquellos que la empresa vulnera local y globalmente "todos los días y siempre", como afirman con ironía los actuales delegados.
Estos militantes sindicales han provocado un proceso de lucha y resistencia inédito en estas geografías empresariales dedicadas a tiempo completo y con recursos infinitos a "prevenirlos". Ya existiendo, a corromperlos, "asociarlos" o, al menos, neutralizarlos.
Fracasando en estos intentos, se han dedicado a "difamarlos", "perseguirlos" y finalmente "despedirlos" aún sin poder siquiera "dibujarles" una causa.
Tengo múltiples evidencias del compromiso de estos compañeros y compañeras con la lucha por la dignificación de los trabajadores de esa empresa que quedan a disposición de ustedes. Es ese compromiso y esa lucha la única causa de sus despidos.




(*) Trabajadora de la investigación y la docencia (UBA -CONICET) / Noticia publicada en la pàgina de la Agencia Isa www.agenciaisa.com.ar


Se fue un tipo extraordinario

Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...