28.6.08

ACERCA DE LOS 16 DIARIOS MATUTINOS QUE SE OFRECEN EN LOS KIOSCOS DE BUENOS AIRES
SU MAJESTAD, EL DIARIO

Por Alvaro Abós (*)

Cuando se me ocurrió la idea de escribir este artículo, fui al quiosco y le pedí al diariero:

-Déme el diario.
-¿Qué diario?
-Todos.

Me entregó dieciséis ejemplares por los que aboné treinta y cuatro pesos con cincuenta centavos. Todo ese papel, que pesaba exactamente cuatro kilos ciento doce gramos, lo guardé en dos bolsas de plástico, que el quiosquero me regaló como atención. Así pues, cada día de la semana llegan a los quioscos de la ciudad de Buenos Aires dieciséis diarios matutinos. Ocho, son de interés general. Uno es deportivo; cuatro son económicos, aunque contienen información de otras áreas; uno sale en inglés, redactado e impreso en Buenos Aires; otro, en italiano, reproduce un diario de Milán y se vende junto al diario argentino que el lector tiene en sus manos; otro es la reimpresión para América latina de un diario de Madrid.
Por la tarde, se reparte gratis un diario a los viajeros del subterráneo: este único vespertino hace, pues, el número diecisiete. Los fines de semana, los diarios económicos no salen, pero lo hacen otros dos, en realidad semanarios, a los que el público llama diarios.
Algunos venden cientos de miles de ejemplares; otros... tan pocos que más vale ni mentar el tema. No está mal para un formato, el periódico diario, al que le pronosticaron mil veces su inminente defunción. Sobre el diario se han desencadenado las plagas de Egipto. Reinaba soberano en el siglo XIX. Pero en el siglo XX debió lidiar con la radio, el cine, la televisión. Ultimamente, con Internet y su blogosfera y el auge de la telefonía. El diario sobrevivió. El diario es como el libro, uno de esos muertos que gozan de buena salud. No sólo es actor de la vida social, puede ser protagonista de ella. El diario encierra una paradoja. Es un objeto a la vez trascendente y banal. Un diario puede provocar una crisis de gabinete, una corrida bancaria o directamente cambiar la historia.
Pero su vida es fugaz como la de algunas rosas que florecen y se agostan en pocas horas. El jueves 13 de enero de 1889, el diario L Aurore, de París, publicó el artículo Yo acuso , de Emile Zola, que desencadenó el affaire Dreyfus y marcó un hito en la historia de Francia. Al día siguiente, las verduleras del mercado de Les Halles envolvían la lechuga con esa página gloriosa. Un diario puede serlo todo durante 24 horas. Al siguiente amanecer, lo reemplaza la nueva edición. Pasa entonces a cumplir su segunda función: ser fuente de la historia, que no es, sino la reconstrucción de la vida que ha quedado apresada en ciertos documentos, y sobre todo en un inmenso mar de papel de diario. Esa función ya la cumplían los antiguos papiros, que Plutarco escrutaba para reconstruir lo sucedido siglos atrás. Hace poco releí Bel Ami , la novela de Guy de Maupassant, que narra la fundación de un diario en el París de 1870.
La actualidad del relato es asombrosa: crear un diario, entonces y hoy, es una aventura económica, política y humana. Una conjunción de riesgos y cálculos, de lectura de la realidad y predicción del futuro. Una mezcla de locura e inteligencia. A veces, un diario es la respuesta a un fracaso.
Bartolomé Mitre, a fines de 1869, se encontraba en una situación difícil. Había terminado su presidencia muy cuestionado, sobre todo por la guerra con Paraguay. Su economía personal, como lo cuenta el libro Bartolomé Mitre (1998), de Miguel Angel de Marco, estaba deteriorada. Con los mil ejemplares de LA NACION, el diario que salió a la calle el 4 de enero de 1870 y del que Mitre fue director y hasta tipógrafo, quiso reorientar su acción política y también obtener un medio de vida.
En 1913, Natalio Botana, de 25 años, había sacado Crítica , un vespertino que vegetó durante años sin pena ni gloria. En 1922, vendía 9000 ejemplares, muy poco frente a los 90.000 de La Razón . Entonces se le presentó una alternativa: o cerraba o se arriesgaba a sacar una quinta edición a las tres de la tarde, en abierto desafío a La Razón. Botana lo hizo y triunfó. Crítica no dejaría de crecer hasta el pico de 800.000 ejemplares, hazaña que consumó en 1939. Roberto J. Noble, antiguo diputado socialista, había sido muy criticado por ocupar un ministerio en el gabinete del controvertido gobernador de la provincia de Buenos Aires Manuel Fresco (1936-1939). Tanto fue así que, tras esa experiencia política, Noble se refugió en su campo y sólo al cabo de varios años volvió a Buenos Aires para, a manera de revancha, fundar en 1945 un diario al que bautizó Clarín.
Un paseo por el Buenos Aires de hoy nos muestra que la gente lee el diario mientras viaja en taxi, en colectivo y en subte, pero, sobre todo, lo lee en los cafés. Es una vieja costumbre con raíces en los cafés de Viena, Praga, París, Madrid y otras urbes europeas con las que Buenos Aires siempre tuvo sintonía. A veces, los cafés de Buenos Aires más parecen bibliotecas que lugares de tertulia. Miles de personas leen los diarios en Internet, lo que demuestra una vez más que los nuevos medios técnicos no se excluyen, sino que pueden convivir, y hasta aprovechar unos de otros.
¿Por qué ha sobrevivido el diario, un medio que es lento, costoso y difícil de producir en relación con la radio o Internet? Porque su capacidad sintetizadora para ordenar el caótico flujo de la información no ha podido ser reemplazada. En cierto sentido, los defectos del diario son sus virtudes. Un diario no es, sino una cabeza -o varias cabezas- que se han apartado, por lo menos durante unas horas, para pensar la realidad. Esa pausa es invalorable. Decía Walter Benjamin, en la segunda década del siglo XX, que la lectura del diario es la oración del hombre burgués. Hay gente que dice: yo no compro más el diario. Pero si no lo compra, lo leerá de ojito en el café, o escuchará sus contenidos por la radio o lo verá dramatizado en la TV. O se lo regalarán a la tarde en el subte.
El diario se ha convertido él mismo en una noticia. Sin ir más lejos, una huelga de redactores que privó a las tardecitas de París de esa costumbre que se llama Le Monde , fue recogida hace unas semanas como noticia por los medios de todo el mundo. Entre nosotros, también los diarios se convierten en noticia. La actual presidenta y su antecesor no parecen gustar mucho de los diarios y han erigido a algunos en contrincantes; pero, si los combaten, es que los han leído.
¿Puede un diario ser independiente del poder económico y del poder político, y subsistir? Me refiero a tener vida propia, no a vegetar. ¿Debe un diario limitarse a informar o debe opinar, involucrarse y criticar? No pretendo dar respuesta a estas cuestiones sobre las que se han escrito bibliotecas enteras. Sin embargo, daré mi opinión: la centralidad de un diario como actor social será proporcional a la tensión crítica que instale en su relación con el poder. No por un determinismo ideológico, sino porque esa tensión está en la naturaleza misma de un diario: el poder humano es falible y lo que hace un diario es iluminar con un foco de atención el entramado cotidiano del poder.
Un diario, si es bueno, si está bien escrito, si informa con rigor, si investiga, si opina con coraje, si recoge los debates de su tiempo y escucha lo que dice la calle, y también lo que la calle no dice porque circula por debajo de ella, será crítico incluso más allá de la ideología de sus editores o sus redactores.
* Escritor. Entre sus libros están "Cautivo" y "Cinco balas para Augusto Vandor"

24.6.08

La pelota hace memoria


Por Ezequiel Fernández Moores


"Nos dimos acá (por la boca), acá (brazo izquierdo) y en los glúteos". El volante peruano José Velázquez, cuenta que así le respondió un jugador argentino al que le preguntó si habían jugado dopados. Se trata de uno de los momentos más espeluznantes del muy buen documental "Mundial 78. Verdad o Mentira", del periodista Christian Rémoli que trasmitirá este miércoles por la noche el Canal Encuentro. "Hay drogas y dinero, por lo tanto hay doping y soborno. Y todos saben eso, todos sabemos que existe", agrega Oscar Ortiz, uno de los campeones mundiales de 1978.

El viernes será el turno de la presentación de un nuevo libro: "Hechos Pelota" (el periodismo deportivo durante la dictadura militar 1976-1983, de Ediciones Al Arco). "El deporte ?escribe su autor, el periodista Fernando Ferreira- sirvió de refugio para muchos. Sobrevivir sin mirar, sin oír, sin saber y sobre todo, sin querer entender". Será el segundo libro en menos de diez días. El otro es "Fuimos Campeones", del periodista Ricardo Gotta, quien se decidió a escribirlo después de que su hijo Sebastián le preguntó sobre el 6-0 a Perú. El primer libro había sido "El terror y la gloria" (Abel Gilbert y Miguel Vittagliano, 1998) y el segundo "La vergüenza de todos (El dedo en la llaga del Mundial 78)", del periodista Pablo Llonto, de 2005. El diario Página 12 reflotó el domingo pasado el documental "Mundial 78 La historia paralela", que había sido emitido en 2003 por Telefe. Libros y documentales dejan en un segundo plano la gloria deportiva. Hablan del 6-0, de doping y de manipulación política.


¿Acaso somos masoquistas? ¿Elegimos recordar sólo de modo incómodo el trigésimo aniversario de la conquista de nuestra primera Copa Mundial? ¿No tendrían acaso más sentido que revuelvan en la mugre los holandeses, derrotados por Argentina en la final, los peruanos, víctimas del supuesto soborno, o los brasileños, autoproclamados "campeones morales" del 78? En Holanda, la prensa deportiva sólo habló en estos días de la Eurocopa. El periodista Marcel Rozer prefirió inclusive renunciar al aniversario y aplazar unos meses la salida de su libro, que analiza por qué aquella fabulosa selección naranja de los años 70 perdió dos finales consecutivas ante los dueños de casa, Alemania en el ´74 y Argentina en el ´78. En Perú sí se habla del 6-0. Pero no del 6-0 del 78, sino del que propinó hace unos días Uruguay.

Las encuestas piden las renuncias del DT José "Chemo" Del Solar y del presidente de la Federación, Manuel Burga. ¿Qué buscamos entonces nosotros, si al fin y al cabo fuimos los campeones? ¿Acaso ese Mundial no fue el inicio de una nueva y definitiva era de trabajo serio y planificado para las selecciones argentinas? ¿Y no se ganó con un fútbol que, si bien fue más potente que preciosista, impuso una neta audacia ofensiva y arriesgó siempre por la victoria?
Pero no, aquí estamos, treinta años después, descubriendo que el dictador peruano, Francisco Morales Bermúdez, tenía a su hijo "Paquito" al frente de la delegación en el Mundial y realizó un sugestivo llamado telefónico al capitán Héctor Chumpitaz apenas horas antes del partido ante Argentina, como cuenta Gotta en su libro, en el que ofrece demasiados indicios de arreglos entre militares como para seguir pensando aún hoy en la inocencia del famoso 6-0.

Enterándonos que hasta el mismísimo Joao Havelange, entonces presidente de la FIFA, estaba tan al tanto de lo que pasaba en la Argentina que llegó a pedirle a su admirado general Jorge Videla por un desaparecido brasileño, como dice Llonto en su libro. O que el almirante Eduardo Massera mandó matar al austero general Omar Actis (primer presidente del EAM 78) y quiso matar también al entonces secretario de Hacienda Juan Alemann, como sugiere y cuenta el documental reflotado por Página 12. O que Sergio Renán acepta que cargará "de por vida" con la "llaga" (como él la llama), de "La Fiesta de Todos",el filme de nombres famosos que ensalzaban a la Argentina mundialista de Videla, según confiesa el propio director en el documental de Rémoli. O que la mayor parte de los medios de prensa asistió silenciosa o cómplice a la fiesta de los goles y los cadáveres, como lo refleja el libro de Ferreira.

¿Y la Italia de Mussolini campeona del 34? ¿Y la alemana campeona del 54 bajo la sombra del doping? ¿Y no hubo acaso dos arreglos bochornosos en el Mundial siguiente al de la Argentina, en España 82, los partidos Italia-Camerún y Alemania-Austria, éste último tan grosero que un diario de Gijón directamente publicó su crónica en la página de policiales? ¿Y los arbitrajes escandalosos del Mundial 2002 que llevaron al ex campeón mundial de ajedrez, Gary Kasparov, a afirmar que jamás había visto una estafa deportiva como esa? No todo puede ser manipulado. Si hubiese sido gol el remate de Rob Rensenbrink que pegó en el poste cuando terminaban los 90 minutos de la final, Holanda hubiese ganado 2-1 y no se habría ido al alargue que permitió el triunfo 3-1 de Argentina. Pero el racconto que nos contextualiza otras miserias mundialistas es necesario, aunque no sirva para aliviar las nuestras.


¿Nuestras? ¿Es que acaso somos responsables de la dictadura, de sus crímenes y de festejar su Mundial manipulado y de gastos sin control, a gusto y piacere del almirante Carlos Lacoste? En 2003, cuando fue el vigésimoquinto aniversario, los campeones del 78 rechazaron compartir su recuerdo en el Monumental con organismos de derechos humanos, que sólo querían pedir al menos por los más de trescientos pibes nacidos en cautiverio que siguen sin recuperar su verdadera identidad. Muchos jugadores, especialmente el DT César Menotti, se negaron creyendo tal vez que ello hubiese implicado admitir culpa, o vergüenza, por haber jugado y ganado el Mundial.

Por haberse prestado a la manipulación, aunque jamás se escuchó a alguno de ellos, aún en esas horas de puro chauvinismo, dedicarle el triunfo a los militares del Proceso. O como si ellos hubiesen sido los únicos protagonistas de un Mundial que fue festejado por casi todos. Unos saltando desaforados con los gritos del "Gordo" Muñoz y los goles de Kempes. Otros saliendo a festejar pero negándose al menos a tocar las bocinas de sus automóviles. Otros desahogándose con un grito de gol en su prisión de la ESMA, a 700 metros del estadio de River. Y otros, mientras había quienes sólo lloraban de dolor, subidos a los pulgares ensangrentados y felices del general Videla, como socios directos del horror.

Algo cambió ahora. Este domingo, en River, recordarán la fecha varios de los futbolistas campeones del 78 junto con víctimas directas de la represión. Estarán, entre otros, Héctor Baley, Luis Galván, Jorge Olguín, Alberto Tarantini, Omar Larrosa y Leopoldo Luque. "El sistema -escribió una vez Eduardo Galeano- nos vacía la memoria, o nos llena la memoria de basura y asi nos enseña a repetir la historia, en lugar de hacerla". Y treinta años después aquí estamos. Tal vez excesivos, melancólicos, oportunistas e inevitablemente parciales. Pero, también, acaso intentando hacer la historia. Para no repetirla.

22.6.08

Colegio de periodistas chilenos pide disculpas a los familiares
de las víctimas de la dictadura por las mentiras de sus afiliados

Por Ernesto Carmona

El Colegio de Periodistas de Chile pedirá disculpas públicas por la conducta impropia de sus afiliados que en 1975 mintieron para coadyuvar al montaje de falsos “enfrentamientos” fraguados por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) para justificar la desaparición de 125 personas, en los casos conocidos como “Rinconada de Maipú” y el de “Los 119” u “Operación Colombo”, adscrita a la transnacional “Operación Condor”.
La decisión de honrar la memoria de las víctimas en presencia de sus familiares fue acordada como “un gesto pendiente” por la entidad profesional después que fracasara una impugnación del fallo de sus Tribunales de Ética y Disciplina introducida ante la Corte de Apelaciones de Santiago por Claudio Sánchez, uno de los periodistas sancionados. Todos los demás afectados acataron los fallos éticos de la entidad profesional.
En el acto, programado para el sábado 21 de junio, a las 11 horas, en la sede del Colegio –Amunátegui 31–, intervendrán Luis Conejeros, presidente del Colegio, quien explicará el sentido de este gesto; Juanita Rojas, presidenta del Tribunal Nacional de Ética y Disciplina (TRINED) y Alfredo Taborga, presidente del Tribunal Regional Metropolitano (TRED), correspondiente a Santiago, quienes se referirán al procedimiento ético-disciplinario. También hablarán Isabel Gallardo, familiar de tres de las seis víctimas del caso “Rinconada de Maipú” y Roberto D’Orival, del Colectivo de Familiares y Compañeros de Los 11 y hermano de una de las víctimas.

El encuentro concluirá con la entrega de un documento que formalizará simbólicamente la solicitud de disculpas institucionales en desagravio a la memoria de las víctimas por la participación de sus afiliados en la fabricación de acciones armadas que nunca existieron. Incluso hubo periodistas de TV que “reportearon desde el sitio del suceso” –Rinconada de Maipú– mostrando la locación donde supuestos terroristas ya asesinados por la DINA habrían enfrentado a las fuerzas represivas, exhibiendo casquillos vacíos de proyectiles, pero sin mostrar ningún cadáver. La revista Qué Pasa llegó a citar como “testigo presencial” a un niño de 8 años.

Los sancionados

Los dos procedimientos ético-disciplinarios del Colegio acogieron denuncias de familiares de las víctimas de ambos casos presentadas en 2006 y 2007 contra los periodistas y los medios en que trabajaban, entre otros Canal 13 de la Universidad Católica , el estatal Canal 7 o Televisión Nacional (TVN), El Mercurio, La Segunda , Las Ultimas Noticias y La Tercera. Las empresas periodísticas jamás pidieron disculpas a sus lectores, por mentirles, ni a las víctimas, por deshonrar su memoria. Incluso tuve ocasión de presenciar en 2006
Por su participación en el montaje de Rinconada de Maipú, la entidad profesional sancionó con la expulsión a Roberto Araya Silva y suspendió la colegiatura, con censura pública, a Julio López Blanco, Vicente Pérez Zurita, Manfredo Mayol –todos de TVN-Canal 7 en 1975– y a Claudio Sánchez, entonces en Canal 13 UC.
En el Caso de Los 119 sufrieron suspensión y censura pública Fernando Díaz Palma, en 1975 director de Las Últimas Noticias, matutino de circulación nacional de la cadena El Mercurio; Alberto Guerrero Espinoza, entonces director de La Tercera , y Beatriz Undurraga Gómez, de El Mercurio.
Por fallecimiento, fueron declarados no imputables los entonces directores de El Mercurio, René Silva Espejo, y del vespertino La Segunda –también de El Mercurio–, Mario Carneyro. Todos esos medios también infringieron la ética profesional al difundir informaciones falsas respecto de los crímenes de la Operación Colombo.
El Tribunal de Ética determinó que quienes publicaron las informaciones sobre el caso Colombo "no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otras fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir". En este caso fue absuelta la periodista de El Mercurio Mercedes Garrido Garrido, porque "las acusaciones formuladas en su contra no fueron probadas".

Rinconada y Colombo

En el fallo de Rinconada de Maipú, el Tribunal de Ética estimó que Julio López y Claudio Sánchez tenían responsabilidades diferentes. Según el proceso, que es público, López admitió ante la fiscal Doris Jiménez haber mentido en su despacho porque agentes de la DINA le entregaron el libreto listo y lo llevaron hasta el lugar para filmar el falso enfrentamiento, con el propósito de justificar el asesinato de seis militantes del MIR y del PC, torturados y acribillados en Villa Grimaldi. López incluso se mostró arrepentido y manifestó su disposición a pedir disculpas públicas a los familiares de las víctimas.
Sánchez fue sancionado por negarse a concurrir a declarar, pero Canal 13 envió una carta al Colegio reconociendo que éste periodista efectivamente aparece en una cinta informando sobre el mismo suceso, pero se negó entregar el video por un juicio laboral con Sánchez, que a la postre el periodista también perdió. También recurrió ante la Corte de Apelaciones contra la sentencia del Tribunal de Ética, pero perdió por votación unánime.
En el caso Operación Colombo, también en 1975, la dictadura pretendió hacer creer que 119 presos políticos, habían huido a Argentina donde encontraron la muerte en un combate con fuerzas militares o matándose entre ellos mismos, en dos episodios ficticios distintos. Los medios citados en el juicio ético difundieron ampliamente la mentira y agregaron de su propia cosecha toda clase de injurias contra las víctimas.
Yo Claudio

Sánchez apeló ante la justicia ordinaria, reclamando –diccionario en mano– por el trato de “imputado” que le dio el lenguaje del Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas, aunque en 1975 vilipendió a las víctimas de la Rinconada de Maipú. Hoy sólo aparece como “locutor en off “ del noticiario de Megavisión, después de haber sido el hombre ancla de esa estación del multi-millonario Ricardo Claro.
Al disparar en la Corte sus dardos contra el Tribunal de Ética de la Región Metropolitana del Colegio de Periodistas alegó que “además, ante esa instancia ética recibí un trato de "imputado" que es término propio y exclusivo de la jurisdicción penal y sólo atribuible respecto de quien quede sujeto a procedimiento, y existan presunciones fundadas que a él le ha cabido una participación de actor, cómplice o encubridor en los hechos que se investigan”.
Su apelación fue admitida –y finalmente el fallo le fue adverso, sin posibilidad de recurrir a la Corte Suprema – aunque uno de los ministros estimó que había apuntado mal sus dardos. En la página 8 de la causa 6455, el 21 de septiembre de 2007 quedo constancia de lo que sigue: “Para resolver sobre la admisibilidad del recurso, pídase informe al Tribunal de Ética Región Metropolitana del Colegio de Periodistas y la causa en cuestión. Ofíciese”.

Pero también se registró la disconformidad de uno de los dos ministros: “Se previene que el Ministro Sr. Pfeiffer estuvo por declarar inadmisible el recurso de apelación, desde luego, teniendo presente para ello que de conformidad con lo dispuesto en el Título XVIII de¡ Libro 1 del Código de Procedimiento Civil, la apelación –en su carácter de recurso ordinario que da origen a la segunda instancia– debe ser interpuesto ante el mismo Tribunal que dictó la resolución recorrida "para ante" el Tribunal Superior respectivo, dentro de los plazos y con las formalidades establecidas por el artículo 189 del citado Código, requisitos que, en la especie, no fueron observados por el apelante”. El otro ministro fue Juan Manuel Muñoz Pardo, más el abogado ntegrante Benito Mauriz Aymerich.

Pero al final, Sánchez perdió ante la unanimidad de los ministros de la novena sala de la Corte de Apelaciones, que el 2 de junio de 2008 fallaron así: “Teniendo presente que el fallo recurrido ha sido dictado conforme al mérito de los antecedentes de hecho existentes, en que se funda, y con arreglo a derecho, sin que en la tramitación de los autos aparezca infringida alguna garantía jurídica del recurrente, se confirma la sentencia apelada de veintiuno de agosto de dos mil siete, que se lee a fojas 66 y siguientes. Regístrese y devuélvase.

La Novena Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago fue presidida por la ministro Dobra Lusic Nadal y conformada por el ministro Mario Rojas González y la abogado integrante Claudia Chaimovich Guralnik.
Yo Claudio quedó oleado y sacramentado…

18.6.08

Posturas y estrategias


Por Fernando Neira

Intimados o no por las consecuencias políticas de los nutridos cacerolazos que se congregaron el lunes feriado en distintos puntos del país, el Gobierno anunció ayer que envió al Congreso de la Nación la resolución dictada por el Poder Ejecutivo de implementar, entre otras medidas, las tristemente celebres retenciones móviles al cultivo de la soja.
El cambio de estrategia del oficialismo que parte de enviar la medida a la aprobación de las cámaras también implica y obliga a cambiar las posturas y excusas de los otros protagonistas de la disputa. Por el lado del gobierno, el kirchnerismo deberá poner en funcionamiento el aparato justicialista que le asegure cierta fidelidad hoy por hoy incierta de parte de los gobernadores provinciales. Quién se animaría a aventurar el aval parlamentario de los máximos funcionarios cordobeses, entrerrianos y santafecinos por ejemplo, teniendo en cuenta los ánimos enardecidos de esos pagos. Habrá que ver también cómo juegan los diputados transversales, y sin dudas que hoy el panorama refleja que será una disputa al filo.
Por parte de los representantes del sector del campo y la oposición, la determinación tomada por la presidenta de la nación los obliga a cambiar la estrategia y a mostrar los verdaderos motivos por los cuales una medida impositiva generó tal polvareda. Hasta ahora la carta fuerte que mostraban los representantes agrarios, y que generaba apoyo de ciertas clases de la población, era la falta de constitucionalidad de la medida, el no debate de la disposición en el ámbito parlamentario. Ahora bien, si la medida finalmente hace el recorrido normal de una ley propuesta en un país federal y republicano como predica el campo, ¿qué les queda por reclamar?.

La pregunta que se hacen muchos es ¿por qué el gobierno tardó casi cien días en tomar este camino?. Sin hacer demasiadas elucubraciones se pueden tejer algunas hipótesis al respecto. Está claro que la implementacion de las retenciones móviles es una medida antipática para los pequeños productores y no tanto para los medianos y grandes conglomerados de siembra, que a pesar de la aplicación seguirían teniendo rentabilidades extraordinarias.
Imaginemos el siguiente panorama tres meses atrás, con un gobierno de Cristina Fernández todavía pleno y con un porcentaje de imagen positiva mucho mayor que el que tiene en el presente. Si la presidenta de la nación hubiese mandado este mismo proyecto al parlamento para que sea tratado sin el contexto de mal humor generalizado que hay hoy en día, ¿hay alguna duda de que hubiese sido aprobado por los diputados y senadores?. Pero con ese supuesto panorama al gobierno no le quedaban demasiadas alternativas si el campo se plantaba en contra de la medida constitucional, aunque quizás hubiese obligado a los representantes agrarios a mostrar de entrada su verdadera cara. Volviendo al presente y teniendo en cuenta lo sucedido, hoy las responsabilidades de resolver el conflicto cambiaron de mano y no están tan claras para una sociedad que está harta de los golpes colaterales.

Es sano para la vida democrática de un país que los ciudadanos estén al tanto de lo que se sesiona o se trata en las cámaras legislativas y es una manera trasparente de ver en acción la importancia que tiene el voto popular. Es una situación acorde para verificar si los funcionarios que integraban la lista sábana de los partidos políticos que los ciudadanos colocaron dentro de las urnas están a la altura de las circunstancias.Con la historia reciente y pasada que cosechó este país, no queda otra opción que ponerse del lado de la democracia, mal le pese a algunos.

Se fue un tipo extraordinario

Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...