Panorama de las elecciones nacionales

La era del pingüino no corre peligro
Por Fernando Neira
El presidente Néstor Kirchner goza del más tranquilo amanecer electoral que se haya visto desde el regreso de la democracia. Incluso más placentero que el de Carlos Menem en ambas elecciones -1989 y 1995-. Repasemos. El riojano no nos olvidemos que tuvo que lidiar con ciertos condicionamientos internos y externos de los que carece actualmente el santacruceño. Por ejemplo Eduardo Duhalde siempre le jugó un contrapeso importante a Menem en la puja justicialista por el electorado bonaerense. Hoy parece ser que Kirchner no tiene alguien de calibre similar que le haga sombra en el mayor distrito electoral del país, es más su candidato –Daniel Scioli- parece ser el favorito en las encuestas.
La oposición es sin duda uno de los protagonistas excluyentes para que se de esta situación de parsimonia kirchnerista. Recordando la reelección menemista en 1995, si bien la obtuvo con más del 50 por ciento de los votos, el FREPASO con la dupla José Bordón y Carlos “Chacho” Álvarez sacaron el 30 por ciento, una cifra hoy impensada para cualquier sector de la oposición más optimista.
El justicialismo por su parte hoy se encuentra con algunos sectores en estado de fuga y esto le juega –aunque les parezca mentira - a favor al presidente. Algunos de estos políticos de la diáspora se asimilaron a la propuesta del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna otros pasaron a responder al presidente de Boca Mauricio Macri, pero en ninguno de los casos no dejan de ser minorías dentro del partido y por lo tanto no arrastran ni por casualidad al resto del partido a restarle apoyo al oficialismo. Por lo tanto esto le permite a Kirchner hacer y deshacer con cierta voluntad y sin considerar estrictamente lo que diga su partido político.
Roberto Lavagna habló en estos días de que el oficialismo está intentando “destruir tanto al peronismo como al radicalismo”. ¿Esto que significa? Conformar una fuerza política superpoderosa y eliminar todo tipo de oposición firme. Esta declaración tiene parte de realidad y me parece muy interesante. Aunque difiero en que Kirchner y compañía sean los únicos responsables de debilitar la oposición, a mi criterio los principales responsables del debilitamiento de la oposición es la propia oposición y la falta de renovación idónea de sus propios integrantes.
Coincido también con Lavagna en que el gobierno actúa con un cierto grado de “Populismo superficial”, porque en reiteradas editoriales hemos dado cuenta de los golpes de efecto que utilizan para ocultar ciertas mañas de la vieja política. AFJP, medicina prepaga, pago de deuda etc.
Córdoba es un buen ejemplo respecto a esta postura de Kirchner frente a las elecciones, en este caso en las sierras. Los diarios de la provincia gastan litros de tinta hablando de los posibles candidatos juecistas y delasotistas para las próximas elecciones y de las posibles alianzas y traspasos. ¿Saben cuál fue la postura oficial respecto a esto?. Hasta pasada las elecciones nacionales Kirchner no va a pronunciarse públicamente a favor de ninguno de los dos candidatos porque quiere contar con el apoyo de los dos frentes. Si no cómo se explica que al oficialismo no les haya siquiera molestado que el actual intendente Luis Juez –algunos dicen delfín kirchnerista- se haya reunido hace pocos días con Domingo Cavallo, uno de los supuesto enemigos de la política económica que ellos dicen combatir.
Esta autonomía que tiene el presidente le permite también entre otras cosas, en el hipotético caso que se postule Cristina Fernández como presidenta, poner como vice a un no peronista como el gobernador mendocino Julio Cobos.
Volviendo al origen, lo que me preocupa es la falta de actividad de la sociedad, el conformismo o la indiferencia frente a lo que sucede. Seguramente esta actitud es producto de una percepción favorable de las cosas. El pensar “si está todo bien para qué me voy a calentar”. Pero ¿a qué les recuerda esta indiferencia masiva que hoy agobia a la sociedad?, ¿que fue lo que nos pasó la última vez que nos sentimos y nos comportamos de esta manera como sociedad?, y seguramente se les vendrá a la mente la cacerola en la mano. No planteo que la gestión de Kirchner sea igual a la de Menem ni mucho menos, simplemente digo que nos mantengamos alertas.

La era del pingüino no corre peligro
Por Fernando Neira
El presidente Néstor Kirchner goza del más tranquilo amanecer electoral que se haya visto desde el regreso de la democracia. Incluso más placentero que el de Carlos Menem en ambas elecciones -1989 y 1995-. Repasemos. El riojano no nos olvidemos que tuvo que lidiar con ciertos condicionamientos internos y externos de los que carece actualmente el santacruceño. Por ejemplo Eduardo Duhalde siempre le jugó un contrapeso importante a Menem en la puja justicialista por el electorado bonaerense. Hoy parece ser que Kirchner no tiene alguien de calibre similar que le haga sombra en el mayor distrito electoral del país, es más su candidato –Daniel Scioli- parece ser el favorito en las encuestas.
La oposición es sin duda uno de los protagonistas excluyentes para que se de esta situación de parsimonia kirchnerista. Recordando la reelección menemista en 1995, si bien la obtuvo con más del 50 por ciento de los votos, el FREPASO con la dupla José Bordón y Carlos “Chacho” Álvarez sacaron el 30 por ciento, una cifra hoy impensada para cualquier sector de la oposición más optimista.
El justicialismo por su parte hoy se encuentra con algunos sectores en estado de fuga y esto le juega –aunque les parezca mentira - a favor al presidente. Algunos de estos políticos de la diáspora se asimilaron a la propuesta del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna otros pasaron a responder al presidente de Boca Mauricio Macri, pero en ninguno de los casos no dejan de ser minorías dentro del partido y por lo tanto no arrastran ni por casualidad al resto del partido a restarle apoyo al oficialismo. Por lo tanto esto le permite a Kirchner hacer y deshacer con cierta voluntad y sin considerar estrictamente lo que diga su partido político.
Roberto Lavagna habló en estos días de que el oficialismo está intentando “destruir tanto al peronismo como al radicalismo”. ¿Esto que significa? Conformar una fuerza política superpoderosa y eliminar todo tipo de oposición firme. Esta declaración tiene parte de realidad y me parece muy interesante. Aunque difiero en que Kirchner y compañía sean los únicos responsables de debilitar la oposición, a mi criterio los principales responsables del debilitamiento de la oposición es la propia oposición y la falta de renovación idónea de sus propios integrantes.
Coincido también con Lavagna en que el gobierno actúa con un cierto grado de “Populismo superficial”, porque en reiteradas editoriales hemos dado cuenta de los golpes de efecto que utilizan para ocultar ciertas mañas de la vieja política. AFJP, medicina prepaga, pago de deuda etc.
Córdoba es un buen ejemplo respecto a esta postura de Kirchner frente a las elecciones, en este caso en las sierras. Los diarios de la provincia gastan litros de tinta hablando de los posibles candidatos juecistas y delasotistas para las próximas elecciones y de las posibles alianzas y traspasos. ¿Saben cuál fue la postura oficial respecto a esto?. Hasta pasada las elecciones nacionales Kirchner no va a pronunciarse públicamente a favor de ninguno de los dos candidatos porque quiere contar con el apoyo de los dos frentes. Si no cómo se explica que al oficialismo no les haya siquiera molestado que el actual intendente Luis Juez –algunos dicen delfín kirchnerista- se haya reunido hace pocos días con Domingo Cavallo, uno de los supuesto enemigos de la política económica que ellos dicen combatir.
Esta autonomía que tiene el presidente le permite también entre otras cosas, en el hipotético caso que se postule Cristina Fernández como presidenta, poner como vice a un no peronista como el gobernador mendocino Julio Cobos.
Volviendo al origen, lo que me preocupa es la falta de actividad de la sociedad, el conformismo o la indiferencia frente a lo que sucede. Seguramente esta actitud es producto de una percepción favorable de las cosas. El pensar “si está todo bien para qué me voy a calentar”. Pero ¿a qué les recuerda esta indiferencia masiva que hoy agobia a la sociedad?, ¿que fue lo que nos pasó la última vez que nos sentimos y nos comportamos de esta manera como sociedad?, y seguramente se les vendrá a la mente la cacerola en la mano. No planteo que la gestión de Kirchner sea igual a la de Menem ni mucho menos, simplemente digo que nos mantengamos alertas.
El presidente por su parte sabe que de acá a un tiempo considerable cuenta con una economía sustentable y con una oposición fragmentada y débil. Elisa Carrió la semana pasada criticó con dureza tanto a Lavagna como a Macri. Macri afianzo su alianza con Blumberg y se alejó de esta manera de Lavagna. Mientras que Macri sigue con la incertidumbre de presentarse para las elecciones a Jefe de Gobierno, donde realmente tiene chances o jugarse a hacer una gran elección nacional y quedar al menos con el papel de principal opositor a nivel nacional.
Mientras tanto, el tiempo pasa y juega a favor de Kirchner.