6.3.07

Los índices ocultos

La verdad desnuda
Por Fernando Neira

Creo que la mayoría de los argentinos están cansados de los dichos de aquellos funcionarios que pretenden hacernos creer que el país está en plena etapa de crecimiento, que los índices de desocupación bajaron a un dígito -y ojo que no desconfió de las cifras oficiales a pesar de los rumores que corren sobre el INDEC- simplemente molesta que existan cifras que los medios masivos, e incluso los políticos, no dan a conocer.
Es de público conocimiento que en los últimos cuatro años nuestro país tuvo un crecimiento progresivo en materia económica, ustedes saben que a pesar de eso ¿en la Argentina hay más de 15 millones de pobres?, el 39 por ciento de la población para ser mas precisos, ¿y 5,6 millones de indigentes?.
Estas cifras se tornan más indignantes ya que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en estas tierras se producen más de 90 millones de granos por año. Parece ser que esa cantidad de alimento no es necesario para garantizar la cuota alimentaria de toda la población.

Al hablar del hambre, es inevitable pensar en desnutrición, recordar esas imágenes del famélico nene santiagueño que fue tapa de los diarios en 2001, pero sin embargo este milenio nos sorprende con una nueva modalidad de desnutrición, esto dicho por especialistas como la antropóloga y asesora del Ministerio de Salud, licenciada Patricia Aguirre. En el siglo 21 irrumpió la denominada “desnutrición oculta”, chicos de baja estatura para su edad, sobrepeso y casos recurrentes de anemia.
Respecto a este último punto, la Organización Acción contra el Hambre realizó en 2005 una encuesta nutricional entre 600 alumnos de escuelas santafecinas, el 29 por ciento de los chicos tenía anemia. Esto explica sin dudas algunos comportamientos de los alumnos como escaso rendimiento, problemas expresivos, dificultades de comprensión. “Con hambre no se puede pensar”, cantan los roqueros uruguayos de No te va gustar.

Desnutridos obesos

Existen cinco tipos de alimentos que concentran el 35 por ciento de la comida de la clase baja: pan; papas; fideos para guiso; azúcar y carnaza. Vale decir, una canasta familiar rica en hidratos de carbono y con escasas proteínas; hierro, calcio y otros nutrientes vitales. Y la gente de bajos recursos come lo que puede y lo que más los llena sin fijarse en este tipo de cuestiones, y es entendible no van a estar comiendo verduritas, ¿cuales son las comidas que los satisfacen? básicamente las grasas y los hidratos de carbono.
Algunos mencionan que la soja podría ser la gran salvadora del hambre en el país, aún a riesgo de que su cultivo destruya o perjudique la tierra. Un kilo de soja contiene la cantidad de proteínas diarias que necesita una familia tipo de matrimonio y dos hijos, el kilo de soja vale 60 centavos y la Argentina produce unos 40 mil millones de kilos por año, ¿me parece que alcanza, no?
El gobierno tiene un plan asistencial de entrega de alimentos para las familias más necesitadas, ¿Saben que es lo que entregan? Hidratos de carbono, azúcares y grasas, o sea los alimentos de costo mínimo. Esto es lo que en algunos casos los pobres sean gordos.

Tres para mi, nada para vos....

Hay cifras oficiales que determinaron que con la cantidad de alimento que produce el país, mayoritariamente destinado a la exportación, se estaría en condiciones de garantizar que cada individuo consuma 3181 calorías diarias bien distribuidas, más de las 2700 consideradas. Pero no es necesario que les recuerde quiénes son los dueños del país y cómo distribuyen la riqueza.
Una de las políticas masivas que se bajaran y esperemos que se lleven a cabo, sería bajas las cargas impositivas de los alimentos, para potenciar el ingreso de la población.
Según un sondeo del INDEC, el 56.4 por ciento de los menores de 18 años son pobres y el 23.6 por ciento son indigentes. Desde el punto de vista económico, que más de la mitad de la población infantil sea pobre supone que en el futuro la capacidad de producción por hombre será menor, una especie de ecuación cuyo resultado sería: si ahora somos pobres, mañana lo seremos aún más.

Argentina no es un país africano ni asiático, la capacidad económica no justifica en absoluto lo que ocurre. La sola comparación de lo que consumen hoy los hogares argentinos con el valor actual de la canasta básica indica que en el país los hogares consumen lo suficiente como para que 110 millones de personas no sean pobres. Si somos 37 millones de habitantes y tenemos 16 millones de pobres, esto quiere decir que hay muchas casas que se quedan con varias canastas mientras otras no tienen ninguna. Como dijimos al comienzo, la exhibición sistemática de los indicadores que señalan una recuperación de la economía argentina no hacen otra cosa que ocultar el modo en que cotidianamente asesinan el futuro de la nación y de la gente.

Se fue un tipo extraordinario

Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...