
31.12.09

30.12.09

Según coinciden algunos de los economistas más importantes y creíbles del mundo, con el 10 por ciento del presupuesto que Estados Unidos destina para la guerra, se podrían solucionar los problemas de hambre y pobreza de toda la comunidad.
Ahora bien cabe preguntarse, ya que el presidente afroamericano, Barack Obama, fue galardonado con el premio Nobel de la paz, ¿hará algo al respecto para equilibrar la balanza, e intercambiar balas por pan?.
Este ejercicio es una buena medida para poder juzgar si la mención recibida en Noruega es bien merecida para el primer mandatario o es sólo un buen gesto.
9.12.09

Y Woods, que venía de un descanso largo en su barco "Privacy" (Privacidad), respondió: "Porque los peces no piden autógrafos".
Tiger debutó ante las cámaras de la CBS cuando tenía apenas tres años.
Papá Earl, un ex combatiente que le puso a su hijo el apodo de un ex militar vietnamita, llevó a Tiger al Mike Douglas Show para que mostrara sus habilidades en el golf. Cinco años después, le designó un psicólogo deportivo que premiaba con monedas sus aciertos. Así empezó una de las carreras más exitosas en la historia del deporte mundial. Alimentada además por una imagen de pura pulcritud. Esa imagen hoy está en crisis tras revelarse supuestas y repetidas infidelidades matrimoniales. La prensa sensacionalista ya le detectó hasta diez supuestas amantes. Son medios que suelen pagar a cambio de información. Pero el resto de la prensa también se subió al carro. El célebre show Saturday Night Live emitió este sábado una sátira patética en la que Woods es "golpeado" por su esposa, la modelo sueca Elin Nordegren. Y ayer mismo la prensa volvió a sacudirse. Una mujer rubia fue sacada en ambulancia de la casa de Tiger. Los boletines aturdían. Hasta que se supo que era la suegra, con un problema estomacal. El deportista "perfecto", el hombre que había puesto un muro a su intimidad, tiene hoy a toda la prensa husmeando sobre su vida. "Mejor que no sea perfecto, el problema es que la IMG nos lo vendió así", criticó el periodista Dan Wetzel.
IMG, su agente comercial, convirtió este año a Tiger en el primer deportista de la historia que supera los 1000 millones de dólares de ganancias. El noventa por ciento de esa suma fue pagada por los patrocinadores. "Todavía hay canchas en los Estados Unidos en las que no puedo jugar por el color de mi piel", decía Tiger en su primer comercial de TV, un anuncio que Nike trasmitió en 1996 por ESPN. Tiger tenía 20 años y era su primera semana como profesional. Provocador sí, pero los 90 no eran los duros 50, cuando Charlie Sifford, el primer gran golfista afroamericano, tenía que sacar los excrementos que racistas fanáticos le ponían en los hoyos. El periodista James Glassman, de The Washington Post, desafió a Woods y a Nike a que encontraran una cancha que le prohibiera su ingreso por su color de piel. Ambos tuvieron que rectificarse. Tiempo después, Tiger se negó a responder cuando le preguntaron si adhería a un boicot de las hermanas Venus y Serena Williams a jugar en Carolina del Sur, porque en ese estado flameaba aún la vieja bandera racista de la Confederación. "Sólo recuerdas que eres negro para los comerciales", lo criticó la periodista Christin Brennan, del USA Today.
En 1997, IMG acordó una entrevista especial con la revista GQ. La intención era agrandar la cartera de patrocinadores. Tiger tenía 21 años. En limusina, camino a la sesión de fotos, Tiger contó chistes infantiles y de mal gusto sobre los negros y las lesbianas. "Esto no es para publicar", advirtió al cronista. "Tarde", le respondió Charles Pierce. El periodista recordó también en ese artículo las declaraciones que papá Earl había hecho poco antes a la revista Sports Illustrated, orgulloso porque su hijo, con sangre tailandesa, china, africana, indoamericana y europea, era "un puente" entre Oriente y Occidente. "Tiger –dijo Earl, fallecido en 2006– hará más que cualquier hombre para cambiar la historia de la humanidad. Puede unir a todo el mundo. Es el niño universal". Pierce, que pasó varios días con la familia Woods, cerró su artículo diciendo: "No creo que Tiger Woods cambie a la humanidad más de lo que lo hizo Chuck Berry. Creo más en el Tiger Woods que se insulta a sí mismo contando chistes sobre negros que en el redentor del golf, de los Estados Unidos y del resto del mundo". Cuentan que Woods quedó horrorizado. Y que por eso en los últimos doce años sólo concedió ocasionales entrevistas para la TV, seguramente bajo condiciones previamente acordadas, con un selecto número de periodistas. Su vida se convirtió en modelo.
El programa del Tiger Woods Learning Center, un instituto de educación que abrió la Fundación Tiger Woods y por el que ya pasaron unos 10 millones de niños de menores recursos, recurre al libro Start Something (Empezar Algo), donde Earl Woods cuenta la educación que dio a su hijo.
"Tiger está orgulloso de que lo llamen modelo a seguir, no porque gane torneos de golf, sino porque se esfuerza mucho para aportar algo a la comunidad, defender todo aquello en lo que cree y ayudar a los demás a ser lo mejores que puedan", escribió papá Earl en el capítulo "Sé un héroe cotidiano". Y agrega más adelante: "Nunca oirás a Tiger decir a la gente lo que tiene que hacer o cómo vivir su vida, pero él lo muestra a diario en su forma de comportarse, con clase, dignidad y respeto hacia los demás". La Savanna High School, que forma parte del programa, debió apelar estos días a personal de seguridad para expulsar a los periodistas que querían preguntarle a los niños de la escuela qué opinaban de los últimos episodios ocurridos en la vida privada de Tiger Woods.
Los patrocinadores le dieron pleno apoyo. Tienen que defender su campaña de "Be like Tiger" (Sé como Tiger) o "Go on, be a Tiger". Y Tiger se vio obligado a salir de su silencio y a hablar en público de su vida privada. Ofreció disculpas, reiteró su derecho a la intimidad y se declaró "lejos de ser perfecto". Richard Williams, una de las principales firmas del británico The Guardian, lo criticó por haber evitado siempre a la prensa y le pidió que afronte el escándalo "con un poco de honestidad". Los lectores destrozaron al periodista. "¿Por qué Tiger debería estar obligado a hablar con la prensa?" "¿Con qué derecho le exige usted a Tiger «honestidad» cuando su problema ha sido privado y él no ha cometido ningún delito?" Más filoso, otro dijo: "Es depresivo ver cómo los medios que creen representarnos han gastado tanto tiempo para hablar de la vida privada de un ídolo deportivo, en lugar de investigar a los políticos, a la policía y a los bancos".
William Rhoden, autor de un buen libro sobre los atletas negros de los Estados Unidos, escribió en The New York Times que los ídolos deportivos que venden en los comerciales una imagen perfecta "no pueden jugar la carta de la privacidad cuando se desnuda su hipocresía". Lo sintió así el fanático John Ziegler, sacerdote de la "First Church of Tiger Woods", quien disolvió su "iglesia" tras el escándalo.
Suelo recurrir en estas ocasiones a un texto del chileno Ariel Dorfman, que no hace más que renovar la pregunta: "¿Cómo es posible –se preguntó una vez Dorfman, dirigiéndose a la prensa, pero también a los aficionados– que nos importe tanto el drama de quién es el hombre más rápido del planeta, quién nada con más celeridad en el agua estilo mariposa, cuál es el equipo más diestro para manipular un balón y no recordemos, en cambio, quién es el más valiente en la lucha contra la inequidad, el más tenaz en denunciar la polución, el más sereno en insistir en que no podemos dormir tranquilos mientras millones de nuestros congéneres tienen hambre? No tengo nada en contra de los colosales levantadores de pesas o de las maravillosas gimnastas ni menos contra quienes hacen goles a granel, con las manos o con los pies. Pero la pregunta sigue ahí, desafiante, terrible. ¿Y por qué no sabemos los seres vivos y pensantes de este planeta la respuesta?"
6.12.09

80 bloggers crearon el Movimiento Peronista Bloguero. "Luchamos contra los monopolios mediáticos y el más rancio gorilaje", avisaron.
30.11.09

Por Fernando Neira
Entraron por la puerta de atrás
y se llevaron mi futuro.
No hubo más noches de cuentos infantiles.
Se acabaron para siempre las arropadas de papá,
mis sábanas nunca volvieron a traslucir lo mismo.
Las voces por las noches ahora sólo me sobresaltan.
Todavía siento esas botas crujir en el suelo
de madera de la habitación contigua.
¡Y cómo no recordarlos!, si fueron los pasos
que se arrebataron parte de mi historia.
Aunque ahora que lo pienso, quizás a partir
de ese momento mi vida pasó a ser parte
de un cuento del que alguna vez un padre
le cuente a su hijo.
Se demoniza a los jóvenes pobres, que son el último eslabón de la cadena del crimen organizado, y se elude la decisiva complicidad de políticos y policías.

17.11.09

21.10.09
Por Martín Caparrós

17.9.09
Por Fernando Neira

Para el hombre de campo, aquel que vive o proviene de zonas donde el principal sustento es el cultivo de la tierra, el hecho de permanecer por debajo de ese manto sagrado es todo un acontecimiento.
Para las personas que sufren de ansiedad el subte es un arma de doble filo. Por un lado es el medio de transporte de pasajeros más rápido y efectivo que existe en las grandes urbes colapsadas por la vorágine del tránsito. Ya que les permite trasladarse de un lugar a otro en un lapso corto de tiempo, casi sin demoras ni momento para replanteos. Pero como contra prestación, las personas que viajan por debajo de la tierra, se están perdiendo lo que pasa por sobre ella. Y las personas ansiosas quieren, o queremos, estar al tanto de todo. Si llueve, si hace calor o frío, quiénes protagonizan las manifestaciones del día y dónde se llevan a cabo, cuánta gente hay, si tienen pancartas y qué dicen, etc.
Pero tampoco hay que negar que un viaje en subte puede ser un momento ideal para estar y no estar. Intentaré explicarme mejor. Continuando la lógica del hombre de campo primitivo que sólo estaba acostumbrado a que las personas que se trasladaban debajo de la tierra era porque les había llegado el momento sublime de partir hacia la muerte, la situación de permanecer vivos debajo de la superficie obliga a las personas a seguir pensando. Voluntaria o involuntariamente.
Cientos de personas comparten un mismo vagón diariamente, se dirigen a sus trabajos, a sus casas, viajan por placer, para visitar a un familiar enfermo, lo que sea. No importa el destino sino el viaje en sí. El traslado en subte es un reflejo fugáz de la estadía de los seres humanos. Millones de personas que vivimos a gran velocidad, que compartimos espacios en común y que no siempre, o mejor dicho casi nunca, intercambiamos palabras con la persona que tenemos al lado. Y las estaciones pasan como pasan los momentos. Momentos que perdemos o dejamos de aprovechar de una mejor manera. Personas que se maltratan entre si por ingresar a un vagón del que otros tantos se empujan y pelean por bajar. Toda una paradoja. Por eso la reflexión de que un viaje en subte puede ser revelador. Uno puede subirse por ejemplo en la estación Plaza de los Virreyes, un lugar rodeado de grandes villas miserias y bajarse en la otra cabecera, Bolívar, en la puerta del Cabildo. Lugar histórico donde hace casi doscientos años atrás un grupo de hombres con voluntades y lealtades se reunieron para que entre otras cosas esas diferencias sociales no sean tan evidentes como lo son actualmente.
Mientras tanto en el viaje los vendedores ambulantes deambulan incesablemente por los pasillos de la formación. Ofrecen cualquier tipo de cosas, chocolates derretidos, linternas chinas, muñequitos artesanales de lana, llaveros, almanaques con dibujitos y en algunos casos sólo lástima. Seguramente que para el que viaja cotidianamente este medio de transporte, los buscas ya forman parte de la geografía, pero para el que no, es inevitable que se le crucen por la mente cientos de interrogantes y escasas respuestas.
Ahora los dejo porque llegué a mi estación, y es el momento de bajarme de esta nota. Hasta el próximo viaje.-
Podría seguir enumerando. Todas las razones para oponerse son válidas. Pero no digan más que se oponen a la ley en defensa de nuestra libertad de expresión. Ustedes y nosotros sabemos que no es cierto.
Mantener un orden es una de la pretensiones del poder. Alcanzarlo es uno de los deseos de quienes aún no lo administran. Pero es posible que el poder sea una ilusión. Por supuesto que existen quienes pueden controlar sucesos, producir acontecimientos, usufructuar ventajas. Son siempre escasas y fugaces. Un verdadero orden es permanente, si no, no es orden, es una fase o una transición hacia otra fase. El temor nos hace pedir o añorar un orden. Nos inventamos órdenes pretéritos. Creemos que en algún momento de la historia de la humanidad las cosas estaban en su justo lugar. Sin embargo, jamás lo estuvieron. Con el riesgo de parecer esencialistas, no es una desmesura afirmar que la condición humana se ofrece como algo indomable. Siglos de domesticación no lograron crear un animal previsible. Nietzsche definía al hombre como el único animal capaz de hacer promesas; no agregó que es el único ser que las viola. Sin embargo, no le hizo falta aclararlo. Nos ha remitido en sus libros a la historia de lo que llamó “sistemas de crueldad” que consagraron dispositivos de castigo para que los mandamientos sean obedecidos. De todos modos, no hay época en la historia que no se haya salido de cauce y que no fuera vivida por sus protagonistas como una inundación o con un sentimiento de catástrofe.
La diferencia con la actualidad es que existía la creencia en un orden posible, en una totalidad armónica, o en una redención por venir. Hoy esa creencia así como se hace se deshace, no es lo mismo creer que querer creer. Cuando en la actualidad se asevera que el mundo se dirige a Oriente y que la China puede convertirse en un nuevo polo de poder mundial, no hacemos que más que lanzar a la atmósfera un globo aerostático a merced de los vientos. No nos permite imaginar un mundo. La crisis financiera, el calentamiento global, el agotamiento energético del planeta, la producción de vida artificial, son imágenes dispersas de posibles amenazas, de aventuras valoradas contrastadamente. El filósofo alemán Peter Sloterdijk apuesta a que las nuevas tecnologías producirán aires de libertad. El italiano Agamben habla de pasados, presentes y futuros campos de exterminio. Toni Negri ya no sé de qué habla. Vattimo reflexiona sobre una moral caritativa. Debe ser por eso que el filósofo norteamericano Richard Rorty a pesar de esta oferta escribía que ya desde hace un siglo a nadie le importan los fundamentos filosóficos del acontecer humano. Pero no es un problema específico de la filosofía el hecho de no ser tenida en cuenta como formadora de nuevas concepciones del mundo. Lo que no hay es un mito global. No existe una autoridad trascendente llamada Dios, Razón o Verdad, que diagrame un orden. Los hombres no perciben el mundo de acuerdo con un relato que los incluya en un sistema de creencias. Es un proceso irreversible, aunque no más catastrófico que en otras épocas de la historia. Si hubiera existido una CNN durante el Imperio Romano, o canales de noticias durante la expansión holandesa del siglo XVII, lo que hoy vemos desde la posteridad como un orden ajustado sería concebido por los hombres de aquellos tiempos como un desquicio sin solución.
No digo como Jean Baudrilllard que la vida es un simulacro y que no hay diferencia entre lo real y su imagen para un mundo-pantalla, sino que la desmesura general es un dato cotidiano de nuestra percepción, y que no tenemos narración que la contenga. ¿Hace falta un mito? Es una pregunta ociosa. Podemos apelar como lo hacen otros a una idea de un futuro gobierno mundial, a una red de minigrupos de resistencia contra los poderes imperiales, a cualquier tótem o gran hermano benévolo o diabólico, la tensión entre la voluntad de ordenar y el exceso de lo real es inevitable. Pensemos en nuestro país. ¿Cómo pensar en proyectos sin orden futuro? ¿Puede una sociedad basarse en la improvisación, en una apuesta a suerte y verdad, en depender de la fortuna? ¿Cómo organizarnos en vistas a un futuro promisorio? Hay quienes sostienen que es necesario construir un Estado, como si no lo hubiera. Pero admitamos que se trata de un “nuevo” Estado. Ante los desajustes, los conflictos, y la parálisis de ciertas políticas, hay quienes piden convocar a todos los sectores interesados y planificar las futuras acciones en conjunto. Proponen la creación de un Consejo Nacional Agropecuario para dirimir y solucionar el problema del campo. O respecto de la salud, dicen que se necesita un plan nacional de salud. Imagino que a esto agregamos otro plan nacional de seguridad, un consejo nacional del salario y de la producción, uno de energía, de política ambiental. Es lo que se llama plan estratégico nacional. Todo un país planificado para los próximos veinte años como resultado del diálogo y la convergencia de las fuerzas vivas y de los agentes sociales más representativos. Nos parece un punto de vista absolutamente cierto, sentido común con mayúscula. Sin plan no hay objetivos generales, sin participación no hay acción al servicio de los intereses colectivos, sin acuerdos no hay avances. Y al mismo tiempo, también nos parece imposible.
Sólo en un mundo racional y generoso todo es posible, hasta un orden dinámico parece factible. Un universo amable permite la creación de un ambiente en el que todos entienden que negociar es ceder y no sólo convencer al otro de que ceda. En este caso ideal no se trata de un orden monopolizado por la violencia de un gran poder, sino de una organización inclusiva que planifique en medio del caos, que invente y cree herramientas contra quienes quieran conservar sus ventajas. Sin embargo, en una sociedad fragmentada como la nuestra, con un virtual empate entre grupos de presión, en una comunidad que no es tal porque la desconfianza es la regla de la supervivencia, hablar de concertación, de alianzas, de frentes, de consenso, de diálogo, de encuentros, no va más allá de un clamor retórico. Ante una situación así, ¿nos queda otra alternativa que adscribir a la consigna de aquel Mayo Francés del ’68: seamos realistas, pidamos lo imposible? Sí, la hay: seamos idealistas, tratemos de mejorar un poco.
12.8.09

Por Juan Pablo Varsky
Los presidentes sumisos a Grondona están eufóricos porque creen que esta rescisión sacará de circulación a los periodistas de la empresa que han criticado sus malas administraciones. Esto los motiva más que el incremento en los ingresos de sus respectivos clubes. ¿Sabrán los dirigentes que la AFA no hace ninguna coparticipación de los 14 millones de pesos que les paga Torneos y Competencias por el programa Fútbol de Primera? Sí saben que recauda y reparte a su antojo. Les ha tocado reclamar su dinero de la televisión y recibir a cambio un cheque diferido a 60 días con la instrucción de depositarlo en una financiera de la calle Reconquista. Allí, la deducción puede llegar hasta el 25% del monto inicial. Conclusión: los clubes reciben menos dinero del que realmente les corresponde.
¿Estarán al tanto de que el monto total no se actualiza anualmente sino cada vez que hay un aumento en la tarifa del cable? Por ejemplo, en el ejercicio pasado no se pagaron 230 millones, sino 241 por este ajuste de la llamada TNB (tarifa nominal básica) ¿Dónde va a parar esa diferencia? Si la AFA es de los clubes y el dinero les pertenece, ¿de dónde sacó la AFA 340 millones para prestarles sin plazos de devolución? La selección y los sponsors no generan esa cantidad. Ahora, unos cuantos hinchas ven a "Don Julio" rubio y de ojos celestes por su decisión de liberar al fútbol de "la tiranía" de la TV. ¿Quién negoció y aceptó en nombre de la AFA un contrato hasta 2014? La misma persona que hoy quiere rescindirlo y seguirá siendo presidente de la AFA.
Grondona aprovechó el legítimo reclamo de los clubes mejor administrados del fútbol argentino (Lanús, Vélez, Estudiantes) e hizo su jugada personal. Este conflicto comenzó cuando Futbolistas Argentinos Agremiados dijo basta ante una deuda que llegaba a los 40.000.000 de pesos. Ante la difusión de los déficits y los pasivos de los clubes, luego sí se montaron los directivos. Primero, apelaron al Prode bancado como la gran solución a sus problemas. Ante la imposibilidad de generar dinero inmediato, ya que este sistema de apuestas depende de una autorización de Lotería Nacional, Grondona lanzó su pedido: "Queremos que TSC nos pague doce pesos por abonado y sacamos los codificados". De golpe, no se habló más de los clubes ni del nulo control que ejerció la AFA sobre sus malas administraciones. Llegó el ultimátum: "Tengo una oferta por el doble", gatilló Grondona.
Todos saben dónde trabajo. Me hago cargo. No me gusta que en 1991 se haya firmado sin licitación previa un contrato de 23 años de duración en un dinámico negocio cuyo monitoreo debería ser trianual. No me gusta que en un partido por abono básico o codificado haya publicidades que tapen un tercio de la pantalla. Tampoco que haya cambios de fecha hasta tres días antes de un partido por razones de seguridad o programación. Seguramente, estas situaciones ayudaron a que, para muchos, hoy la "TV" sea el gran problema del fútbol argentino, por encima de Grondona y las malas administraciones de los clubes.
Ha faltado buena comunicación. Para el hincha argentino promedio, Torneos y Competencias y TyC Sports son lo mismo y, en realidad, son dos empresas diferentes. Se dice: "TSC factura 5000 millones de pesos por año gracias al fútbol". Esto sería asumir que todos los abonados al cable ven únicamente TyC Sports y TyC Max, las señales donde se transmiten los partidos. Del 100 por ciento del rating del cable, un 14% corresponde a las señales deportivas contra un 22 de los canales de noticias y el 18% de películas y canales infantiles. Más allá de la variada oferta, en muchos lugares del país tener cable es la única opción para ver la tele. El Grupo Clarín sí podría llegar a ese monto con la facturación total de sus empresas de cable en la Argentina. A principio de los 90, tener los derechos del fútbol le sirvió como producto diferenciador para expandirse y comprar operaciones de cable por el territorio nacional. Una nueva ley de medios debería regular si está bien que un grupo sea, al mismo tiempo, dueño de derechos, canales y operaciones de cable.
Mientras tanto, el Gobierno espera. No intervendrá hasta que Grondona haga el anuncio de la rescisión. Hasta ahora es un acuerdo entre privados y no puede avalar ninguna ruptura. Pero ya tendría listo el decreto de necesidad y urgencia para la estatización del fútbol. Fue clave el eje Quilmes con las reuniones periódicas entre dos amigos de la zona como José Luis Meiszner, asesor de Grondona, y Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete. Para Kirchner, es la oportunidad de golpear a su enemigo Clarín sin pasar por la tan anunciada como necesaria ley de servicios de comunicación audiovisual, debatida en diversos foros pero aún sin fecha de tratamiento en el Congreso. A través del Sistema Nacional de Medios Públicos, el Estado compraría los derechos en 600.000.000 de pesos. Se encargaría de la televisación de los partidos. Al no contar con la infraestructura, deberá contratar servicios de producción. Canal 7 transmitiría la fecha.
Pero el proyecto es más ambicioso: subir las imágenes de los partidos al satélite para que cualquier canal de TV (abierto o cable) de cualquier lugar del país tome la señal y la emita en su medio, aunque sin vender publicidad. Si se concretara esta liberación de los contenidos, podría darse que el clásico del domingo sea visto en los cinco canales abiertos de Capital Federal, cual cadena nacional. ¿Cómo recuperaría semejante inversión? Para empezar, aprovecharía este espacio de alto rating para ubicar la pauta oficial. También se encargaría de comercializar los derechos en el exterior y de vender la publicidad. En los 380 partidos de la temporada pasada, TSC recaudó 14 millones de pesos en concepto de publicidad. Al tratarse de un canal abierto, este número podría subir, pero difícilmente alcance para cubrir los costos.
Sin embargo, la relación costo-beneficio debe medirse de otra manera porque el Estado estaría prestando un servicio a la comunidad. En este punto, le corresponde a cada ciudadano tomar partido sobre si está bien que, en este contexto del país, el Estado ponga 600.000.000 de pesos más el dinero por la producción para que el fútbol llegue gratis a los televisores argentinos. No me corresponde adoctrinar desde la contratapa de un suplemento de un diario. Si la AFA rompe el contrato con TSC, llegará el momento de las acciones judiciales con consecuencias impredecibles.
"Estamos en la Argentina y sabemos cómo funciona nuestra Justicia", me dijo el mismo presidente que anunció el combate entre dos monstruos. Después de la reunión de mañana en Ezeiza, el hombre va derechito al aeropuerto. Ya compró los pasajes para toda la familia. Destino Vietnam, ida sola.
4.8.09
¿Cuándo sucedió que los términos pobreza y hambre fueron secuestrados por el vocabulario burgués como punta de laza para hacer política en los actos de campaña?. ¿Tan mal han hecho las cosas aquellos que no pertenecemos, o no tenemos afinidad, con estos sectores premiun de la alta sociedad para que esto suceda como si nada?. Cuanto menos sorprendente y chocante resultó el discurso del presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, en la inauguración de la muestra el último sábado en el predio ferial de Palermo.
El representante de la Mesa de enlace del sector agrario mencionó entre otras cosas que “el 27 por ciento de la población argentina padece hambre”. También Biolcati amenazó con que el campo dejará de ser la “mansa vaca lechera”. Aquellos que tengan un poco de memoria saben que nunca lo fue. La Sociedad Rural apoyó a reiterados golpes militares y albergó entre sus tablones a personajes nefastos de la historia política de la nación que participaron de la muestra en varias oportunidades con sobretodos manchados de sangre.
Incluso con la reinstauración de la democracia en el país, en agosto de 1988, el recientemente fallecido y reconocido símbolo radical, Raúl Alfonsín, fue silbado durante todo el discurso. Allegados al ex presidente sugirieron un mea culpa por parte de entidad en la ultima muestra, pero el pedido no fue escuchado por los representantes agrarios que prefirieron utilizar el discurso inaugural para bajar línea en contra de las políticas del gobierno de turno, y ni siquiera recordaron aquel episodio bochornoso.
A este sector que acusó al Estado de ser un “predador insaciable”, no se le puede dar el beneficio de la ignorancia. Se trata de un grupo de representantes de un claro espacio político y social que está persiguiendo un objetivo peligroso y destituyente. Así que si usted escuchó el discurso de Biolcati y no se sintió minimamente indignado, visite a su médico.
27.7.09
Por Jorge Búsico

Por Eduardo Aliverti
Hubo una postal en estos días: la interna de la CGT quedó notablemente relegada de los primeros planos gracias a la meteorología antártica que invadió el país hasta que, el viernes, el acostumbramiento al frío le cedió su lugar al teleteatro gremial.
Podría pensarse que las razones de espectacularidad mediática siempre estarán por delante de las cuestiones políticas-macro; pero no deja de ser sugestivo que un hecho como el cegetista, al que una mayoría de opiniones confirió carácter de decisivo para la suerte del Gobierno, haya quedado tan fácilmente secundarizado por la nieve y sus perspectivas (que de paso le sirvieron a la televisión para descubrir a la gente que vive en la calle). La circunstancia puede ser aprovechada a fin de corroborar que la heladera es en verdad el lugar que la sociedad le destina al conflicto de la burocracia sindical. “Y a mí qué con ese culebrón de atorrantes y mafiosos”, puede leerse sin temor a equivocarse en el espíritu popular. Es un dato seguro que revalida la pérdida de representatividad (¿o credibilidad, mejor?) que sufren las grandes corporaciones dirigenciales, desde antes de comienzos de siglo y con 2001/2002 como expresión contundente.
La lucha por su apropiación, al cabo de los resultados electorales, atraviesa todos los parámetros de la realidad realmente existente. Esa suerte de recreación de la Alianza que es el Acuerdo Cívico y Social (lo único metido como cierta cuña) ya está partido antes de arrancar en el Congreso y no consigue salir de su papel de conjunto de opinadores, incluyendo la inercial entronización de Cobos y, en forma que parece eterna, la capacidad de Carrió para destruir todo lo que construye. De modo que, otra vez, se ratifica que es hacia dentro del peronismo donde se juega lo que ocurrirá, sin que eso signifique acertarle a qué quiere decir. Hay un “diálogo” institucional al que los radicales van a comentar cosas. Por lo demás, solamente se trata de cómo el Gobierno gana tiempo después del sacudón y de cómo se posiciona el resto del peronismo.
Un laberinto de este tamaño precisa de una aptitud simple, pero enorme, para mensurar cuáles son los bloques y alianzas sociales que están en danza. De lo contrario, todo quedará subsumido en el desconcierto y el agotamiento que provoca la visión politiquera. Hay un arco constituido por la facción agraria, con respaldo en las corporaciones mediáticas, capaz de haber convencido a vastos sectores medios de que las necesidades de aquélla son las propias. Por razones que –aquí– no vienen al caso, los “Doña Rosa” urbanos de la pampa húmeda creen que las banderas de la Sociedad Rural les pertenecen. El problema es que carecen de conducción política convincente salvo por haber tenido algo a mano para castigar al kirchnerismo, por motivos que bailan entre el rechazo al estilo gubernamental e intereses de clase. Sin embargo, ese conglomerado (al que acaba de sumarse el pliego de condiciones de la Asociación Empresaria Argentina) intuye, probablemente, que no en vano el país estalló gracias a las políticas de su preferencia; y que por lo tanto les es imprescindible un liderazgo firme que los figurones opositores están lejos de garantizar.
¿Cuál de los esquemas prevalecerá? Difícil saberlo, porque el destino no siempre o nunca está marcado y en política suele quedar patas para arriba hasta por el influjo de imponderables. Pero hay unas preguntas de aproximación. ¿De qué se está más cerca? ¿De que lo que expresa el kirchnerismo se recomponga o de que lo que expresa a la derecha se junte?
Por Rafael Spregelburd (*)
(*) Publicado en Diario Perfil


Se fue un tipo extraordinario
Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...