9.5.06

Psicotenis

Por María Farber, especial para Babilonia Periodística

Ayer se celebró el Primer Congreso de Psicología Aplicada al Tenis, que independiza a la disciplina. El “autodiálogo”, las profecías autocumplidas y la presión de lograr un éxito efímero. ¿Por qué perdieron Gaudio y Coria?.


“¡Sos un fracasado!” se grita Gaudio antes de romper una raqueta. No importa si va ganando. “Me siento imbatible”, dice Coria y pierde la final de Roland Garrós que lo dejó marcado. Las reacciones disparatadas no rankean, pero pueden dar vuelta el resultado de un partido. Si algo define la práctica profesional, es el tremendo nivel de presión al que se exponen los jugadores. Ayer se realizó el Primer Congreso de Psicología Aplicada al Tenis, organizado por Tenis Argentino, como parte del calendario de capacitación de la Asociación Argentina de Tenis. Participaron 90 profesores de tenis y psicólogos para ponerse al día en técnicas que ayudan a los jóvenes tenistas (y a sus padres) a desinflar esas dosis de presión que le quitan al juego lo que tiene de divertido. Se sabe: el tenis es individual (el equipo técnico no sale a la cancha), pero a diferencia del golf, por ejemplo, hay un oponente que juega con la misma pelota. Y en esos cinco o quince segundos que hay entre saque y saque, el jugador tiene el tiempo suficiente como para disparar barbaridades (que algunos se animan a gritar) y autoboicotearse. Lo que piense en esos cinco segundos puede definir un partido. Los resultados de hoy vuelven a poner el tema en discusión.
“Los jugadores tienen un registro en sus recuerdos de todas las jugadas y de por qué las van haciendo”, señala Pablo Pécora, director del Congreso y especialista en psicología aplicada al alto rendimiento ¡y psicólogo de Gaudio! (¿quién si no podía dirigir el evento?). “Si uno se sienta con un jugador a mirar la grabación de un partido de hace dos años, los jugadores se acuerdan exactamente qué pensaron antes de cada jugada. Y así empiezan a aparecer cosas: ‘Esa la iba a jugar paralela, pero preferí asegurar y la jugué cruzada porque en ese momento me dio miedo’. Con ese registro hay que trabajar mucho. Es una experiencia emocional fuerte para el jugador”, explica.
Guillermo Coria, que hace un par de años lideraba el ranking de efectividad con el primer servicio, en el último torneo Conde de Godo en Barcelona, hizo 14 dobles faltas y acaba de quedar fuera del Másters Series de Roma por culpa de otras 10. Y tampoco jugará en la Copa Davis. El Mago admite que es un “problema de confianza”, y que durante los entrenamientos saca de maravilla, pero que le falta soltarse en la cancha. Para superar la dificultad, incorporó a su equipo técnico al entrenador José Higueras, pero se niega rotundamente y más allá de cualquier recomendación, a una asistencia psicológica. “Creo que Coria no terminó de superar aquella derrota en Roland Garrós con Gaudio. El lo había dicho antes del partido: ‘Me siento imbatible en polvo de ladrillo’. Y fue a jugar con Gaudio seguro de su victoria y preparado para festejar. Pero para festejar no un triunfo cualquiera, sino la confirmación de que era imbatible. Alguien que se cree imbatible, cuando pierde, siente que esa derrota lo define y se convierte en un frustrado. Así que hasta que Guillermo no revise eso, creo que ningún saque le va a salir lo suficientemente bien”, opina Osvaldo Devries, psicoanalista especializado en tenis, columnista de
Solo Tenis y ex presidente de Asociación de psicólogos de Buenos Aires.
La resistencia a incorporar la psicología a la estrategia de juego no asombra, aún cuando se sabe que la disposición mental y anímica del jugador cumple un rol decisivo en el tenis de alto rendimiento. “En el caso de Coria, la resistencia es explícita”, dice Devries. “En los tenistas la resistencia no es diferente a la de cualquier paciente. Hay una afrenta narcisista. Una cosa es admitir que se necesita asistencia médica cuando se distiende un tobillo, pero no es fácil aceptar para el jugador que necesita de otro”. Y señala que además de los pruritos por parte de los jugadores, también los coach, son reacios: “Se da una situación de competencia entre el coach y el psicólogo por la influencia sobre el jugador. Sin embargo creo que son roles perfectamente complementarios”.
Del otro lado, Gaudio, probablemente el más temperamental de los jugadores argentinos, “avergonzado” confeso por perder los estribos, gritar y tirar la raqueta al piso, opina que todo tenista debería tener una ayuda psicológica. “Tiene sus vaivenes”, dice Devries, “Pasó por al lado del entrenador de Ferrer cuando le estaba ganando y le dijo ‘quedáte tranquilo que este partido lo gana Ferrer’. Yo estaba en la tribuna cerca de él y le dije ‘¡Pero si estás jugando bien!’. Y me contestó: ‘Estoy jugando como el orto’. Fue la profecía autocumplida: el partido lo
ganó Ferrer”. También Nalbandian, aún con su famosa fortaleza mental, que se expresa en su capacidad para dar vuelta un resultado desfavorable, recurrió al psicólogo.
Se llama “autodiálogo” a esa conversación en la mente de un jugador mientras transcurre el partido. “Hay que identificar esos pensamientos automáticos, irracionales. Identificar las circunstancias en las que aparecen”, dice Carlos Da Costa Oliveira. No se trata de reemplazar esos “malos pensamientos” por un “voy a ganar, soy el mejor”, sino de tomar conciencia cuando aparecen. Ese acto de lucidez, asegura, es liberador. “Es muy importante el trabajo en equipo”, dice Pécora. “Es diferente el jugador que tiene gente al lado que el que tiene gente trabajando en equipo y se ve rápidamente. Un grupo en que puedan fluir los sentimientos, las emociones, en el que se pueda charlar, que le de lugar a la palabra. Trabajar mucho para entender que el éxito puede ser efímero. Encontrar la forma levantarse cuando las cosas no andan tan bien, haciendo hincapié en el desempeño. Sacarle presión al jugador por el resultado, que el equipo también se haga cargo de los resultados y de lo que no sale bien. Decirle al jugador: ‘Si hacemos tal cosa y nos va mal, quedate tranquilo que nos equivocamos todos’.”
Tengo miedo nene!!!

Aviso: no bloguee si no quiere que le espíe la CIA

Para muchos es un hobby sin importancia, para otros un mero pasatiempo, pero para la CIA la blogocosa es algo muy serio y, de hecho, ha creado un departamento destinado a rastrear la información que circula abiertamente por Internet, especialmente la de miles de blogs en todo el mundo.
Lo contaba hace unas semanas Bill Gertz en el Washington Times (en inglés) y se hace eco de ello Juan Varela (ofreciendo mucha más información) en su Periodistas 21: un departamento específico de la CIA llamado Open Source Centrer (que podríamos traducir como Centro de Código Abierto) está rastreando la información ofrecida por miles de blogueros en todo el mundo y desarrollando nuevos métodos para verificar su fiabilidad.
El Open Source Centrer (OSC) está dirigido por Douglas J. Naquin, que a su vez responde órdenes de
John Negroponte (en inglés), polémico responsable de la Dirección Nacional de Inteligencia (en inglés) creada tras el 11S y hermano del gurú de la informática y antiguo director del prestigioso Media Lab del MIT, Nicholas Negroponte.
Aunque parezca sorprendente el OSC ya está dando algunos frutos incluso en el plano de la inteligencia militar. Un ejemplo lo tenemos con los blogs de miembros del ejército chino, que están resultado muy provechosos y en los que al parecer se han encontrado has fotos de nuevos modelos de submarinos de los que no se tenían datos por otras fuentes.
Por si esto fuera poco la agencia de inteligencia americana no se limita a observar lo que otros hacen, sino que
está creando sus propios equipos de blogueros (en inglés), también dentro de las actividades del OSC, que están siendo entrenados y motivados para generar información y en la Red.
Lo más complicado de todo, al parecer, está siendo vencer la “cultura” de los servicios de información que no dan valor a aquello que sea libremente accesible, que están tan habituados a manejar información secreta que creen que el secretismo es parte de su valor, aunque el OSC está empezando a demostrar que no siempre es así.
Una Pinturita

El artista plástico Martin Keck, pese a no ser un gran entendido de fútbol, quiso hacer un pequeño aporte para que su país tenga un sitio más para ofrecerles a los visitantes que durante el mundial 2006, poblarán las principales ciudades de Alemania.
La obra, que tiene una superficie de 207 metros cuadrados y está pintada a mano sobre 385 baldosas con motivos futboleros, será instalada en el pórtico de la Catedral Protestante de Berlín antes de que comience el evento.
Los motivos que podrán verse en algunos de los baldosones corresponden al mundo futbolístico y entre ellos sobresalen los retratos de Maradona, Pelé, Beckham y Seeler, así como algunas instantáneas de los mejores momentos vividos en mundiales pasados, partiendo de aquel primero de 1935.

Se fue un tipo extraordinario

Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...