27.6.07

La verdad curricular de la Michetti



¿Qué hace una especialista de la OMC en la Legislatura porteña?



Por Jorge Devincenzi



A primera vista, una atractiva mujer de edad media, ama de casa y exitosa, se presenta ante el público confesando que ha descubierto su auténtica vocación: la política. ¿Pero "hace política" para los ciudadanos argentinos o para la Organización Mundial de Comercio? Jefa del "Bloque Macrista Auténtico" Gabriela Michetti, que adquirió cierto protagonismo como contendiente verbal de Aníbal Ibarra tras el desastre de Cromañón, gusta presentarse como una universitaria "formada en temas de comercio exterior" que antes de acceder por primera vez a la legislatura, en 2002, jamás había desempeñado cargos políticos ni sentía el deseo de hacerlo. Su curriculum público, que aparece en la página web de la Legislatura Porteña, lo desmiente.

Comenzó su carrera como asesora de la Comisión de Gestión Internacional de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires (1989-91). Luego ingresó a la Subsecretaría de Industria (1996-98), y a la de Comercio Exterior del Ministerio de Economía (1998-99). En enero 2000 fue nombrada Director de Negociaciones Comerciales Internacionales del Ministerio de Economía, hasta julio 2001. Y trabajó para el BID y el Banco Mundial entre 2002 y 2003. ¿Su actividad profesional bajo la conducción de Domingo Cavallo y su sucesor Roque Fernández, fue política o simplemente técnica? Sus antecedentes lo revelan: la legisladora se presenta como especialista en normas de la OMC, Organización Mundial de Comercio, de lo que podemos concluir que sí ha actuado en distintos cargos políticos ¿Para qué querría una especialista en comercio exterior un cargo en la legislatura porteña? La pregunta contiene una enunciación incorrecta.

La Michetti no pretenderá fomentarla exportación de artesanías urbanas y dulces caseros, ni la importación masiva de preservativos para repartr en los festivales de rock, porque de eso no se ocupa la OMC. Este organismo supranacional fue creado con el objetivo de institucionalizar universalmente los acuerdos del GATT en la dirección marcada por el Consenso de Washington: apertura, desregulación y privatización. Entiende en tres aspectos: liberalización total en el comercio de mercancías, idem en el comercio de servicios y protección de derechos de propiedad intelectual, a través de farragosos acuerdos binacionales, subregionales e incluso continentales. En lo que a América se refiere, eso se llama ALCA. La estrategia de la OMC consiste en avanzar tozudamente hacia varios objetivos: primero, lograr la constitución de zonas de preferencias comerciales; segundo, áreas de libre comercio seguidas por una unión aduanera global que preanuncie un Mercado Común con una libre circulación de los factores productivos (capital y trabajo) con hegemonía norteamericana, la unión monetaria con el dólar como moneda común y por fin, la distopía tan temida de una Unión Política donde se adoptarían políticas "medioambientales, sociales, laborales y culturales comunes". Todo esto parece muy alejado de una legislatura local, pero no es así.

La OMC establece acuerdos bilaterales o multilaterales que afectan el funcionamiento interno de las naciones, como subsidios, regulación de precios, reintegros, impuestos, leyes de defensa de la competencia, códigos laborales, patentes de propiedad intelectual, etc. Pero sobre todo -y aquí aparece por fin la diputada Michetti- ha acordado que bienes sociales anteriormente sujetos a políticas públicas sean considerados mercancías sujetas a las condiciones de mercado y a su apropiación privada. Estamos hablando de la educación, la salud y la seguridad. Para la OMC, los países miembros aceptan que las empresas extranjeras obtengan el mismo tratamiento que las locales, incluido el Estado. En el caso argentino, una aceptación a libro cerrado del ALCA significaría que el Estado, el mayor proveedor de educación, salud y seguridad, debería aceptar la libre competencia con corporaciones privadas en igualdad de condiciones en cada una de estas materias. También implica que se deben aceptar standards internacionales de calidad y criterios de evaluación externa mediante organismos supranacionales, lo que ya se está haciendo en el ámbito universitario.

En efecto, según la Ley de Educación Superior de 1995 (Menem), cada universidad pública es monitoreada por un organismo, la CONEAU, a su vez auditado por el Banco Mundial, limitando severamente la anterior autonomía reformista, y encaja a la perfección con las directivas de la OMC. Y como se autoriza la privatización de esas auditorías, esto supone un colosal negocio global. Afortunadamente para los ciudadanos de Buenos Aires, el gobierno local no tiene ingerencia sobre la educación superior pero puede alertarnos sobre dónde saltará la papa. Las ideas de la diputada Michetti en materia educativa y de seguridad están muy a tono con su equipamiento técnico en normas de la OMC.

En el terreno educativo Michetti es asesorada por Mariano Narodowsky, actual directivo de la Universidad Torcuato Di Tella y antes de la de Quilmes (de donde fue expulsado), creadas en 1989 y 1991 durante el vendaval menemista. Narodowsky es partidario abierto de entregar la educación a los particulares, con subsidio estatal. Las escuelas se convertirían en empresas privadas cuyos contenidos curriculares serían definidos por especialistas pedagógicos (consultoras privadas) en las que el Estado no debe tener ingerencia alguna. Las propuestas de Narodowsky son verdaderos mamarrachos que la gobernación de San Luis -Rodríguez Saa- se apuró a comprar. Como empresas privadas, las escuelas deben estar sujetas a los caprichos del mercado, y el subsidio estatal se calcula y otorga no en función de una necesidad social sino del éxito en la matrícula. Habida cuenta de que se arranca con una monumental desigualdad de oportunidades, las escuelas de los sectores más vulnerables entregarían una educación de calidad inferior a aquellas donde concurren chicos de clase media y alta. Esto marca la profunda coherencia de las recetas de la OMC con la ubicación de la legisladora Michetti en su banca.

Así y todo, la prédica del candidato Macri y sus seguidores tiene más penetración en los sectores empobrecidos de la ciudad.

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