8.11.06

Las mentiras de la política

Por Fernando Neira

La mentira tiene patas cortas es un refrán popular que se puede aplicar en cualquier ámbito salvo en la política, donde la verdad es un bien escaso al que el pueblo no suele tener acceso.
En materia internacional, tenemos al presidente de los Estados Unidos, George Bush, quien basó la guerra en Irak amparándose en una falsedad que lidera el ranking mundial de patrañas, la supuesta existencia de armas de destrucción masivas que el ejército más poderoso de la historia de la humanidad no pudo encontrar durante la invasión que ya lleva dos años.
Sinónimo de mentira a nivel nacional, Carlos Menem enarboló un salariazo como eje de su campaña electoral del 89 y volvió a utilizarlo como argumento de su reelección en el 95 cuando más de la mitad del electorado lo eligió pese a que no cumplió su promesa. Así todo, en las últimas presidenciales, el fundidor –no fundador - de la República se impuso en primera vuelta sobre el actual mandatario Néstor Kirchner.
Hablando de votar y a cuento de lo tratado anteriormente sobre la cobertura que los medios masivos le dieron a las elecciones en la provincia de Misiones, se cumplieron los pronósticos porque, a las 72 horas de conocidos los resultados, desapareció el interés periodístico. No nos engañemos, a nivel noticioso, de Misiones sólo se acuerdan en las vacaciones como destino turístico para visitar las cataratas del Iguazú.
Toda la movida de prensa del grupo Clarín fue un circo para alentar a la oposición, una oposición que no gravitó en el triunfo de monseñor Piña ni en la derrota del actual gobernador, Carlos Rovira, a quien le arruinaron el sueño de convertirse en un Highlander de la política misionera. La influencia de Juan Carlos Blumberg, de Mauricio Macri y de Elisa Carrió, fue sólo de cotillón o mediática, como la prefieran llamar.

Yo pregunto, ¿quién se acuerda del humillante traslado de los restos del general Juan Domingo Perón?, fue un hecho que repercutió fronteras afuera y perjudicó la imagen del país, puso en peligro posible inversiones externas aunque para los diarios pareciera que es parte de un pasado muy lejano, sin embargo, sólo pasaron 3 semanas.
Pero como el gobierno no quiso -¿o no pudo?- soltarle la mano al máximo líder sindical, el camionero Hugo Moyano, parece que no conviene hablar más del asunto. Y hablando de sindicalistas poco transparentes, por no decir oscuros, en estos días reapareció uno de los personajes más representativos de la época menenmista, estamos hablando del dirigente gastronómico Luis Barrionuevo, quien intenta mostrarse como una alternativa de “renovación” sindical pese a ser un símbolo tragicómico de la debacle argentina.

Pero parece ser que el presidente Néstor Kirchner olvida el discurso –y los hechos, algunos ilícitos- de la vieja política. El Poder Ejecutivo mantiene bajo su ala a la mafia sindical mientras la gente no encuentra razones para esta actitud. Más allá de ser una medida piantavotos, es una apuesta arriesgada porque no sé sabe que ayuda puede esperarse de esta cúpula sindical en caso de darse vuelta la tortilla, algo poco probable en el corto plazo gracias a la anestesiada situación económica del país.

Y me detengo en esto último, en la estabilidad económica que tanto enorgullece al oficialismo. Es interesante explicar en que está basada, cuales son los pilares que la mantienen. Señalar cuáles son los costos del tipo de cambio alto que se está manteniendo.
Nadie discute que si no fuera por la intervención constante del Banco Central el dólar oscilaría en 2.20 pesos y no en los 3.10 que está actualmente.
Porque por pedido explicito de la Casa Rosada, el BCRA debe seguir comprando dólares, no solo para encarecer las importaciones y abaratar las exportaciones sino por una razón fiscal. Esto es así debido a que el dólar alto garantiza la competitividad de la economía, mientras que el superávit fiscal es un factor clave porque permite cumplir con los servicios de la deuda.
Alcanza con recordar que los Bancos y las AFJP tienen una parte importante de sus activos en títulos públicos. O sea que la deuda sigue marcando uno de los ejes de la política económica, ¿a través de qué? del dólar alto que pagamos todos los argentinos.
Por lógica, el Banco Central debe emitir más pesos para sostener el tipo de cambio y eso, inevitablemente, genera inflación, fantasma que el gobierno quiere controlar mediante acuerdos con los diferentes sectores involucrados.

Un último dato antes de terminar, y significativo para explicar cómo esta política económica perjudica a la distribución del ingreso.
Hoy en día, los trabajadores representan el 24 por ciento del Producto Bruto Interno, ¿saben cuánto representaba el ingreso de los trabajadores antes del estallido de diciembre de 2000?, el 32 por ciento, un 8 por ciento más aunque Usted no lo crea.

Esta es la nueva política K, la que banca a Moyano, la que propone a Barrionuevo como figura de la renovación sindical, la que discute el futuro de los trabajadores en los coloquios empresariales de IDEA. Una verdadera lastima, porque sin dudas el gobierno actual tiene las cartas a favor, ahora veremos si puede -y quiere- ganar la partida.

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