10.9.06

Clarín y la Masacre de Avellaneda

Mala praxis periodística

Un documental reconstruye la cobertura del diario con más recursos de la Argentina el día de la ejecución, por parte de la policía, de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. “La crisis causó 2 nuevas muertes” fue el título de tapa aquella vez, y el que bautiza ahora el trabajo que recoge los testimonios de los responsables de esa frase increíble: una muestra de la brecha entre la realidad y la práctica periodística.

La crisis causó 2 nuevas muertes es el nombre de un documental que se propone observar el trabajo de los medios de comunicación en la Masacre de Avellaneda, ocurrida el 26 de junio de 2002. Toma su nombre del título de tapa que publicó el diario Clarín el día posterior a los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Una frase increíble -en más de un sentido- con la que se pretendió eludir las responsabilidades sobre esos homicidios. Dirigida por Patricio Escobar y Damián Finvarb, la producción -que se exhibe todos los jueves de septiembre en el Centro Cultural de la Cooperación- intenta dilucidar, entre otras cosas, por qué la prensa no publicó ese día las fotografías que mostraban a la policía disparando a matar.
La investigación para La Crisis... demandó tres años y buena parte del material de archivo debió obtenerse de fuentes extraoficiales. El resultado final es un documental de 85 minutos que comienza con un testimonio del editor jefe del diario Clarín, Julio Blanck (51 años, 28 de periodista):-'¿Alguna vez estuviste en una redacción? ¿Sabés cómo se trabaja en un diario?'. Son las primeras preguntas que le hace el entrevistado a su entrevistador, apostando a invertir los roles.-'Yo soy un tonto, a mí explicame todo', dice Escobar cuando devela la técnica empleada para filmar.
En la pantalla aparecen el fotógrafo independiente Sergio Kowaleski y su colega de Clarín, José ‘Pepe’ Mateos. Ambos registraron con sus cámaras la secuencia del asesinato de Santillán en la estación de trenes de Avellaneda, aunque recién se publicaron de manera completa 48 horas después de los acontecimientos. Kowaleski entregó sus fotos a la organización Correpi y ésta las llevó al diario Página/12 para demostrar que la versión oficial -según la cual esas muertes habían sido el resultado de un enfrentamiento entre grupos piqueteros antagónicos- era una infamia.
El diario Clarín tenía una secuencia similar registrada por Mateos, que también publicó recién dos días después.En esas imágenes se ve a la policía ingresando a la estación, a Santillán haciendo gestos de clemencia, y luego huyendo ante la inminencia de los tiros, a los policías apuntando, a Santillán herido mortalmente y, después, cómo era arrastrado por los uniformados mientras se iba desangrando.
Los testimonios y las imágenes de Kowaleski y de Mateos resultaron determinantes en el juicio que condenó a cadena perpetua al ex comisario Alfredo Fanchiotti y al cabo Alejandro Acosta por las responsabilidades materiales de las muertes, así como también a otros seis policías por su encubrimiento.
En el documental, los relatos de distintos testigos recrean los hechos mientras las imágenes de archivo se vuelven cada vez más violentas: disparos, corridas y gases terminan de delinear un paisaje de caos. En el punto más dramático se ve a Fanchiotti arrastrando el cuerpo de Santillán hacia una camioneta policial. Lo mismo había hecho minutos antes, pero con el cuerpo de Kosteki.
Tanto horror funde en otra declaración de Blanck:-'En una manifestación el periodista es un curioso que mira. No alguien que toma parte'.'Clarín tenía la secuencia completa de fotos la misma noche de la masacre. ¿Por qué las ocultó? Un medio de comunicación ¿puede reprimir a sus periodistas?”, se pregunta Escobar y asegura que son esos cuestionamientos los que impulsaron su documental.Según revela La crisis causó 2 nuevas muertes José Mateos obtuvo la secuencia de fotos con su cámara digital. Luego las llevó hasta la redacción en donde el editor de fotografía, Diego Goldberg, las recibió junto a Cecilia Profético. Ambos seleccionaron cuáles se publicarían en la edición del día siguiente. Además, como no había ningún cronista de Clarín en el lugar de los hechos, Mateos tuvo la misión de relatar lo sucedido a los editores periodísticos. Así comienza a desnudarse cómo es la labor periodística en el diario con mayores recursos de la Argentina.

Obediencia debida

Tal como anticipaban en las jornadas previas los mismos medios, los funcionarios y los desocupados, se sabía que la movilización del día 26 no sería una más. Sin embargo, la prensa gráfica -excepto Página/12- no envió periodistas al Puente Pueyrredón. El gobierno - con el entonces jefe de Gabinete Alfredo Atanasoff como principal vocero- había subrayado que no iba a permitir el corte a los accesos a la Capital Federal y que haría todo lo que fuera necesario para evitarlo.
En el delicado contexto político de aquellos días, tamaña afirmación equivalía casi a una declaración de guerra. Sin embargo, Virginia Messi -periodista de Clarín- admite en el documental que ella y sus compañeros fueron enviados al lugar cuando ya todo había terminado y sólo quedaban las manchas de sangre. ¿Una falta de reflejos periodístico en las redacciones? ¿Un renunciamiento explícito a cubrir acontecimientos políticamente relevantes? ¿El periodista es un curioso que mira, como afirma Blanck, o un mero reconstructor de los hechos a través del relato posterior de fuentes siempre
vinculadas al poder? La respuesta de Messi:
-A mi me mandan a hacer la nota, yo voy, la hago y ya está. Ahora, qué pasa con Clarín, cómo titulan y eso, yo no tengo nada que ver.

En el documental aparecen algunas contradicciones en los testimonios de los periodistas y sus editores: Messi señala que, al cierre de la edición de ese día, estaba claro que los que habían disparado eran policías. Mateos opina lo mismo. Es más, en una imagen televisiva que se proyectó en el juicio contra Fanchiotti, se ve -y escucha- al ex fotógrafo de Clarín gritándole al entonces comisario que dejara de sacudir el cuerpo de Santillán: “Te estoy sacando fotos”, le advertía como forma de clamar algún gesto de piedad para con el piquetero herido mortalmente.
En los testimonios que aportaron a la película, los editores Goldberg y Blanck insisten en otra versión: alegan que en ese momento no podían saber lo que había pasado. Pero nada dicen de por qué ni siquiera los movilizó la pasión periodística por hallar la verdad, que yacía en sus propias fotografías. Había dos muertos y nadie buscó ni en el material fotográfico ni en ninguna otra parte alguna pista que desentrañase el enigma.
'Cometimos un error con este título. ¿Qué tengo que hacer? ¿Cortarme las venas?', pregunta Blanck mientras señala la tapa del diario del 27 de junio de 2002 que descansa sobre su escritorio. Cuatro años después de los hechos, por primera vez los lectores de Clarín son anoticiados de semejante error. Aunque por cierto la situación de Blanck y Golberg cambió desde entonces. Blanck ya no es editor de la sección Política Nacional: fue ascendido ocho meses después de titular aquella tapa a editor jefe. Bajo sus órdenes están ahora las secciones de Política y Economía. En una charla pública organizada por la secretaría de Cultura de la Nación, Blanck se pronunció sobre los desafíos del periodismo actual y señaló lo que consideraba una fortaleza de los medios gráficos:-“Somos los únicos que tenemos en nuestro ADN la obligación de tamizar la información que se recibe por alguna cantidad de filtros, esto se llama praxis profesional. Tenemos cierta obligación de comprobar cuán de cierta es la información que vamos a difundir, tenemos la obligación de ponerla en cierto contexto”.
Goldberg, por su parte, dejó su puesto. Trabaja en forma independiente y acaba de recibir el Premio Nuevo Periodismo, de la Fundación que preside Gabriel García Márquez. En los fundamentos del jurado destaca que la serie de fotos presentadas por Goldberg al concurso “tiene un excelente trabajo de edición”.
Bolivia:

Reformas constitucionales y comunicación

Carlos A. Camacho A. (*)

Los y las periodistas, investigadores y académicos ligados al ámbito de la comunicación y la información arribaron a un consenso interesante el pasado fin de semana, al sostener que el Estado boliviano debe respetar, garantizar y ampliar los Derechos sociales e individuales que comprenden, entre otros, el Derecho de todas las personas a la comunicación, a la información, expresión y opinión, además de la libertad de prensa relacionada con el ejercicio periodístico responsable al servicio de la sociedad.
Un borrador de esta propuesta ya está en circulación entre las asociaciones departamentales para su enriquecimiento y posterior presentación a la Asamblea Constituyente, a mediados de septiembre.Hay que destacar el avance logrado hasta el momento en estas jornadas de reflexión, que fueron convocadas desde hace más de dos meses por la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia, la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia, la Asociación de Periodistas de La Paz y la Asociación Boliviana de Investigadores de la Comunicación, entre otras.
Por primera vez en el ámbito público se comienza a plantear la comunicación como Derecho Humano y la necesidad de reconocer y protegerla como tal en el flamante texto constitucional, más allá del derecho a la libertad de expresión (CPE, art.7, inc. C), la libertad de prensa (Ley de Imprenta, 1925) o el acceso a la información pública (D.S. 28168, 2005). Recordemos que toda libertad tiene un carácter individual y una connotación limitada, en tanto implica la opción del sujeto entre ejercerla o no; en cambio, todo derecho la trasciende, ya que expresa una necesidad permanente, la cual afecta al ser mismo del individuo —como integrante de la sociedad— si es negada o restringida, además de que su reconocimiento deriva en la correlativa existencia de responsabilidades.

Comunicación como Derecho Humano

Sin duda, estamos viviendo una oportunidad histórica en torno al proceso constituyente en función de plantear y garantizar en el país la vigencia y el respeto del derecho humano a la comunicación. Éste engloba el ejercicio pleno e integral de un conjunto de otros derechos entre los que podemos mencionar, el derecho a la libertad de opinión (potestad de las personas de formular y emitir juicios propios sobre cualquier asunto público o privado), el derecho a la libertad de expresión (utilización de cualquier medio, canal, forma o estilo para exteriorizar ideas, sin que se ejerzan formas de control o censura), el derecho a la libertad de difusión (realización de actividades de comunicación en igualdad de condiciones jurídicas, además de la posibilidad de constitución de empresas o entidades dedicadas a la comunicación), el derecho a la información (potestad de todas las personas para acceder, producir, investigar, circular, intercambiar y recibir todo tipo de información, salvo que afecte el derecho a la intimidad de las personas o que esté protegida por una cláusula de reserva estipulada en el ordenamiento jurídico), el derecho al acceso y uso de los medios y tecnologías de la información y comunicación (potestad para acceder y usar libremente los medios y tecnologías de la información y la comunicación en la producción, circulación y recepción de contenidos).
Entonces, el objeto del derecho a la comunicación está integrado no sólo por pensamientos, ideas y opiniones, sino también por la información, materia prima para la formación y ejercicio de fortalecimiento de ciudadanías responsables de los sujetos y grupos, y la construcción del desarrollo humano sustentado en la participación activa a través del diálogo y el debate democráticos y plurales, con capacidad de incidir en la toma de decisiones públicas. Por eso, son indisociables el derecho a la comunicación —como postulado de la sociabilidad humana— y el derecho a la información. Éste último es resultado de un devenir histórico que comenzó con el reconocimiento de derechos a los propietarios de los medios de información, luego a quienes trabajan bajo relaciones de dependencia en ellos (periodistas), y, finalmente, a todas las personas mediante la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
¿Y la ley de Imprenta? En consecuencia, al hablar de comunicación e información no sólo hacemos referencia a las libertades de expresión y de prensa, o a los periodistas que gozan de éstas, sino a un conjunto de Derechos Humanos que hacen posible la condición humana y la vida democrática en sociedad.
La Ley de Imprenta de hace 81 años —centrada en el derecho de toda persona de publicar sus pensamientos por la prensa, sin previa censura— no responde a las exigencias tecnológicas y profesionales de esta época, ni plantea las bases para una comprensión más amplia de los Derechos aquí tratados. Por ello, se torna ineludible incorporar a nuestra Constitución Política del Estado un derecho social más extensivo: El Derecho a la Comunicación.

(*) Comunicador social boliviano.
UN SITIO DE INTERNET ‘HABITADO’ POR 600.000 PERSONAS

’SECOND LIFE’, EL MUNDO VIRTUAL QUE ESTÁ REINVENTANDO LA FICCIÓN

INSPIRADO EN LA NOVELA FUTURISTA "SNOW CRASH", ES LA ÚLTIMA REVOLUCIÓN DE LA WEB. LOS USUARIOS CREARON UNA REALIDAD PARALELA QUE HASTA TIENE UNA MONEDA PROPIA.

El jueves pasado Mark Warner, el ex gobernador democrático del estado de Virginia y un precanditado de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos del 2008, dio una conferencia de prensa. La crónica en el Washington Post describió la apertura del evento así: "Mientras que Warner daba sus opiniones sobre el aborto una enorme mujer vestida en una falda roja voló de su asiento sobre la audiencia y levitó, fija y sin peso, sobre el escenario A Warner nada de esto lo sorprendió porque él mismo había llegado al escenario volando". La crónica no es un invento ni un truco estilístico o metafórico. La conferencia ocurrió tal cual como la describe el periodista. Solo que sucedió en un mundo virtual llamado Second Life (segunda vida).
Creado en 2003 por la empresa Linden Labs —e inspirado en la novela cyberpunk Snow Crash de Neal Stephenson, publicada en 1992, que describe un mundo paralelo en Internet— ya tiene mas de medio millón de usuarios registrados. Iniciar una "segunda vida" en este simulacro es una experiencia profundamente extraña y conmovedora. Se crea una versión digital de sí mismo —que se llama avatar— cuya única limitación está dada por la imaginación. Herramientas de diseño dentro del juego mismo permiten que uno modifica su imagen mientras se interactúa en tiempo real con todos los ciudadanos. Y sí, como en un sueño, en Second Life se vuela.
Si se tratara de un CD que se mete en un consola de videojuegos o de un nuevo software de simulación, Second Life no despegaría del entorno básico de la mayoría de los videojuegos. Su novedad radica en que los miles de habitantes que están allí (si hay un allí) son creados y controlados por usuarios reales tanto como sus objetos: edificios, calles, parques, vehículos. Pero lo más sorprendente y novedoso de Second Life es que tiene una economía real. La propiedad es privada. Si yo compro un terreno virtual y construyo una casa o un negocio es mío, y ya nadie me lo puede quitar.
La moneda oficial, llamada Linden Dolars, se puede vender y comprar. Su valor fluctúa como cualquier moneda en circulación en la economía mundial (Actualmente el cambio para la compra es 275 Linden por US$ 1). La nota de tapa de Business Week de mayo reportó que 3.100 residentes de Second Life tienen ganancias anuales de US$ 20.000. En un caso extremo una tal Anshe Chung ha amasado una fortuna de US$ 250.000 comprando y vendiendo terrenos e inmuebles virtuales dentro de Second Life. Esta vibrante comunidad virtual aparte de ser un mero pasatiempo ultrasofisticado, también ha captado la atención de artistas y escritores. En agosto la cantante folk Suzanne Vega dio un concierto en vivo en Second Life.
El gran novelista satírico Kurt Vonnegut estuvo de paso para dar una entrevista. Más: la banda inglesa pop Duran Duran anunció que en setiembre dará una serie de conciertos allí. Nick Rhodes —el tecladista del grupo— declaró, "Hoy Second Life es el futuro. Ofrece posibilidades infinitas para los artistas." También ha despertado el interés de instituciones educacionales. Una cátedra de la escuela de leyes de la universidad de Harvard (El centro Berkman) ha instalado un campus virtual dentro de Second Life donde se puede asistir a conferencias sobre Internet y la Sociedad.
¿Esto es un fenómeno pasajero y marginal? ¿O tendrá implicaciones sociales y culturales de profundo y largo impacto? Edward Castronova es un economista de la Universidad de Indiana que se dedica a estudiar mundos virtuales como Second Life. En su reciente libro Mundos Sintéticos: El negocio y cultura de juegos on-line (Universidad de Chicago, 2005) afirma, "Estos lugares, que se designan y venden como juegos, son algo más que mera diversión. Funcionan como una alternativa fantástica a la vida cotidiana y por consecuencia presentan un desafío enorme a la sociedad ordinaria, a los mercados, a políticas públicas, a la ley y el romance."
Castronova dijo desde su oficina en Indianápolis, que "dentro del mundo académico aún se toma este tema como una curiosidad o como algo divertido. Pero esto no es un fenómeno pasajero. Involucra alrededor de 20 millones de personas y tiene un crecimiento exponencial". Castronova, además, esta convencido que estos juegos tendrán un efecto sobre el mundo real, "El libro que estoy escribiendo ahora se llama The Fun Revolution e indaga sobre cómo el diseño y uso de videojuegos repercute en políticas. Te doy un caso que me fascina, y es el del empleo. En estos mundos no hay desempleados. Todo el mundo es activo y trabaja o hace algo. Como economista estoy intentando de ver cómo este concepto se podría pasar a políticas económicas reales."
Lev Manovich, profesor de medios y artes visuales de la Universidad de California, concibe a estos mundos como un nuevo género narrativo en el cual miles de usuarios participan para crear una ficción. Una de las características de Second Life es que incorpora y amalgama toda las herramientas multimedia disponibles en Internet. "Todo los medios se están convirtiendo el algoritmos de computadoras. Esto abarca diseño gráfico, animación, cine y arquitectura. Es algo que yo designo remix profundo. Lo que se esta remixando no es solo contenido pero el proceso creativo de crear medios. Ahora videos de música, cine, publicidad, todos toman prestado lenguajes visuales entre ellos. Esto se ve más claramente en estos mundos virtuales. Esta condición de híbridos es para hoy el equivalente a lo que fue el collage surrealista en los años 20", dice.
Wagner James Au es un periodista especializado en tendencias tecnológicas que escribe para la revista WIRED. En el mundo virtual de Second Life también trabaja como periodista, publicando un weblog llamado New World Notes que solo hurga noticias de ese universo. Para él "Second Life, y semejantes mundos virtuales, son el modelo para la próxima generación de Internet donde habrá navegación en tres dimensiones y mucha interacción en tiempo real. Hace solo diez años casi nadie pensaba que Internet iba ser una herramienta de uso cotidiano. Y ahora esta totalmente asimilado a la realidad diaria. Pasará lo mismo con este modelo." Se verá...

Se fue un tipo extraordinario

Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...