9.10.06

Colonialismo económico

Por Fernando Neira

La consigna de hoy gira en torno a uno de los tema más complejos de la actualidad; el interrogante acerca de ¿cómo liberarse del colonialismo económico?

¿Y a qué me refiero con esto?, al espacio de libertad que deberían tener los países subdesarrollados para poder elaborar y aplicar sus propias políticas.
Históricamente las relaciones de dependencia eran las coloniales, aquellas que estudiamos en la escuela primaria; pero desde hace unas décadas existe una trama más compleja y condicionante.
En la actualidad, el principal escollo de las medidas nacionales y populares es una trama de instituciones privadas y de acuerdos internacionales que subordinan a los países más débiles. Llevado a la práctica diaria del ámbito económico, se traduce en un control de las finanzas, dominio del comercio internacional y monopolio de la innovación tecnológica.

Cómo primer paso me parece interesante preguntarse ¿quiénes son los dominadores? o, si prefieren, los malos de la película: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Estas dos instituciones fueron los ejecutores de la política neoliberal que hundieron a los países subdesarrollados desde mediados de los años ’70. Y ¿qué es lo que proponían con estas medidas? achicar del estado, apertura externa, distribución de la riqueza en contra de los asalariados, ajuste fiscal, financiamiento mediante la deuda externa creciente, y tantas otras medidas orientadas en el mismo sentido y hacia los mismos beneficiarios, los grupos de poder que sustentaron a la última dictadura militar argentina o se reciclaron como asesores o empresarios agraciados por las privatizaciones.




Otros de los instrumentos o factores influyentes son los Tratados de Libre Comercio entre países desarrollados y subdesarrollados. El mayor exponente de este tipo de subordinamiento fue el intento de constituir el Area de Libre Comercio de las Américas, conocido como ALCA y que por lo visto en la cumbre del MERCOSUR celebrada el año pasado en Mar del Plata, parece –por suerte- haber fracasado.
Y digo por suerte porque la aprobación del ALCA hubiese condenado a los países latinoamericanos a ser eternos productores de materia prima con poco valor agregado. Pero, a pesar de esto, Estados Unidos continua con la táctica de los tratados aunque ahora a nivel sub-regional y en forma bilateral, es decir, en países desiguales que por su propia jerarquía deteriora las paridades productivas.

Como nombramos al comienzo la dominación no se limita solo a aspectos financieros, porque mediante la acción de la Organización Mundial de Comercio también se generan desigualdades importantes. Sus normas emanan de los propios países desarrollados, las palabras sobran o, mejor dicho, como dirían Los Redondos: Lobo Suelto, Cordero Atado.
En este momento se debate la reducción de las subvenciones internas, la disminución de las barreras de entrada y la eliminación de subvenciones a la exportación. Lógicamente, las naciones desarrolladas se niegan a suprimir estas medidas porque son medios idóneos para lograr ventajas comerciales. Un ejemplo claro y absurdo es que cada vaca europea recibe una subvención de 2 dólares por día, que es la suma con la que subsiste cerca de la mitad de la población mundial.

Junto a las finanzas y al comercio como vimos, los países desarrollados también controlan la tecnología. Lo hacen a través de acuerdos sobre Derechos de Propiedad Intelectual que son los que establecen la legislación obligatoria para el otorgamiento de la protección de los derechos y las patentes. Este es un sistema perverso que impide que los países subdesarrollados accedan a innovaciones tecnológicas. Alcanza con decir que en 2001, sólo 5 países (Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) tenían el 84 por ciento de las patentes registradas en la Unión Europea, Japón y Estados Unidos. En fin, la ciencia es mía, sólo mía.

Ahora, se estarán preguntando ¿Cómo frenar esta subordinación?. Vamos a ir punto por punto:
Respecto al FMI, no deberíamos jugar su juego, y -si ya estamos adentro- salir cuanto antes. La solución consiste en dejar de ser deudor, porque la única manera que tiene el FMI de influir en un país es siendo su acreedor, es decir pagar la deuda y no volverle a pedir (algo que hicieron recientemente Argentina y Brasil).

En el plano del comercio internacional, es fundamental no firmar los Tratados de Libre Comercio, como lo resolvió el MERCOSUR.

Con relación a la Organización Mundial de Comercio, hay que impedir todo acuerdo que mantenga las subvenciones agrícolas de los países desarrollados. Ya vimos porque.

Por supuesto, no habría que firmar acuerdos que restrinjan el progreso tecnológico. Es necesario maniobrar para incorporar las tecnologías más avanzadas, como lo hicieron los países que hoy son desarrollados, porque ¿imagino que todos queremos ese futuro no?.
Como pregonamos siempre desde este espacio, el acostumbramiento no es bueno, y en este caso puntual, la violencia de los dominadores necesita si o si del consentimiento de los dominados. Así que como primer medida sería bueno que estemos al tanto de la situación, que por supuesto no es nueva.

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