12.9.06

Debate ausente

Por Fernando Neira

En los últimos meses se convirtió en una tarea compleja para los denominados líderes de opinión, columnistas, editores y demás mentes preclaras, encontrar un tema político relevante como sucedió la semana pasada con la marcha convocada por el ingeniero Juan Carlos Blumberg que desató otro tipo de discusión. Sin embargo, más allá de esto, le cuesta hallar en los diarios y las radios un debate político interesante.

Pensando en esto, arribé a la conclusión que al ciudadano –jóvenes; adultos; clase baja; media o alta- le cuesta horrores pensar en proyectos políticos o sociales a largo plazo, podría decirse que no le interesa. Y esto no sólo es culpa de los gobiernos de turno -que es obvia y notoria- sino también por los medios de comunicación masivos, una herramienta social que pierden todo valor cuando no cumple su rol.

Como un virus que va minando el organismo, la sociedad se fue acostumbrando a lo que hay, mientras el oficialismo se relame ante la ausencia de una oposición que pueda quebrar su hegemonía a corto o mediano plazo. Hablando en criollo, el gobierno nacional no tiene quien le haga sombra.

El dólar está alto, la soja es comprada desde el exterior, la clase media se recupera, los pobres siguen contenidos y todo esto contribuye a silenciar el debate. Mientras tanto, la agenda política la maneja la dupla Gobierno - medios, quienes dictan cuando conviene hablar de un tema y cuando no, como ocurre con la inseguridad. Este semestre, la discusión política se redujo a un chusmerío institucional, si aquel se alió con tal, si Rafael Bielsa se postulará en las elecciones santafecinas, si existe una interna entre el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Planificación, Julio de Vido, que no aporta contenido y distraen al pueblo.
Y esto no es algo subjetivo, es empíricamente comprobable al ver que las grandes victorias políticas suelen ser pavadas. Desde las tapas de todos los diarios intentaron impresionarnos con el aumento del 13 por ciento a los jubilados a partir del 1° de enero. ¿Es tan importante que a partir del verano la tercera edad pueda comprarse una cajita extra de Lotrial 10 o de Atenelol 50 para cuidarse de la presión y del corazón? ¿O lo trascendente sería preguntarse como carajo hacen para vivir con 530 pesos mensuales?
Cerrarse a pensar asuntos políticos a largo plazo, constituye un problema grave para quienes queremos reconstruir un país devastado como ésta y que nos preguntamos:

¿Cuándo es tiempo de empezar a preocuparse por la crisis energética?, ¿el momento es ahora que, por suerte, aún tenemos luz o cuando suframos cortes de suministro?, ¿Ustedes saben que solo el 20 por ciento de los usuarios consumen el 50 por ciento de la energía que se produce?, antes que me respondan que son las grandes industrias, les cuento que no son las fábricas las que consumen cantidades industriales de energía sino los complejos edilicios de lujo que se construyen a mansalva, los barrios exclusivos, un gran porcentaje de ellos en la Capital Federal.

También hay que plantearse ¿Cuándo empezaremos a pensar en cómo acotar la distancia entre los dos extremos de la escala social?, la diferencia entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre es de 36 veces. Una distancia que se sigue alargando y que se podría llegar a medir con el minuto a minuto.
Hay un dato aterrador que demuestra los estragos de las políticas económicas de estos últimos 30 años: NO se pudo completar el 40 por ciento de las búsquedas laborales solicitadas por empresas de elaboración de curtidos, procesamiento de carnes, lácteos, mecanizado de piezas. No encontraron trabajadores preparados para cubrir esos puestos, todo por engendrar mano de obra discapacitada, producto de los planes des-industrializadores de los últimos gobiernos, democráticos o de facto.

Sigo preguntándome: ¿Por qué no se generó revuelo cuando la AFIP reveló que sólo 549 mil personas pagan el Impuesto a las Ganancias?, un poco más de medio millón de personas. Y ni hablar de que sólo existen 19 mil personas con un patrimonio superior al millón de pesos. ¿Será que no conviene saber quiénes son los evasores?

Y que es lo grave de no querer ver esto, porque como decía una canción “las cosas se cuentan solas, sólo hay que saber mirar”, es que nos terminaremos acostumbrando. Y ese es uno de los grandes males del hombre, el acostumbramiento.

Se fue un tipo extraordinario

Su documento de identidad decía que mi viejo nació un 25 de agosto de 1933, aunque en realidad su cumpleaños era el 23 de agosto, se ve que ...