15.5.07

ESTRENARON UN DOCUMENTAL QUE SACUDE A CÓRDOBA

‘SEÑOR PRESIDENTE’: UN PASO MÁS EN EL ABISMO DE LOS 70. CUENTA LA HISTORIA DE DOS SEPULTUREROS QUE LE ESCRIBÍAN A VIDELA PARA "ALERTARLO".

Eran épocas donde preguntar poco era vivir mucho", dice, con una lógica que fortaleció a cada palada de tierra, José Adolfo Caro: uno de los sepultureros del cementerio de San Vicente que firmó junto a sus colegas una insólita carta a Jorge Rafael Videla en plena dictadura, reclamando "por las malas condiciones laborales" y "la gran cantidad de cadáveres" que llegaban para enterrar.
Una carta de junio de 1980 que, años después, se convirtió en una de las principales pruebas escritas que tiene la Justicia federal, de la existencia de fosas comunes en el cementerio de San Vicente de esta capital; y que las directoras Liliana Arraya y Eugenia Monti usaron como leit motiv para el documental "Sr. Presidente".
Es que a través de las líneas tipiadas de ese reclamo que suena tan absurdo como ingenuo y revulsivo, los morgueros y enterradores del cementerio le cuentan a Videla, con lujo de detalles, lo que "tenían la convicción", él no conocía: que centenares de "cuerpos jóvenes" eran arrojados a fosas comunes que ellos mismos tenían que cavar y tapar por las noches, alumbrados por "las luces de las ambulancias y los coches de la Policía".
El ex enterrador detalla que "la mayoría eran N.N. pero de algunos nos decían el nombre, o traían chapitas con números en las muñecas, así que nosotros lo asentábamos en el libro de la morgue". El hombre, aún hoy no se explica cómo uno de esos libros permaneció intacto.
Así, en el documental de Arraya y Monti se puede leer por ejemplo, el nombre de Liliana Sofía Castro: una chica de 20 años, embarazada de cuatro meses, que los militares secuestraron, torturaron y mataron en La Perla; y cuyo cadáver fue uno de los cientos que encontraron en las fosas. Pero, al mismo tiempo, uno de los catorce desaparecidos que ya fueron identificados y restituidos a sus familiares gracias al trabajo conjunto del Juzgado Federal Nø 3, de Cristina Garzón de Lascano, y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Durante 54 minutos, el documental de Arraya y Monti no da tregua alguna: es la voz de Videla ordenando la aniquilación y la de dos sobrevivientes de La Perla, reviviendo los tormentos. Es el escrito de los empleados de la Morgue Judicial del Hospital Córdoba, "obligados a guardar 28 cadáveres en heladeras donde sólo cabían 6"; la infección generalizada que "eclosionó cuando a los médicos se les empezaron a morir los pacientes en las operaciones"; y "las paladas de gusanos que sacábamos en tachos de 20 litros", todas líneas de una carta que le enviaron y reenviaron a Videla, cada año, desde 1977 hasta 1980.
Las directoras lograron el testimonio de Sara Castro: la hija de Liliana Sofía Castro. Sara tenía 4 años cuando se llevaron a su mamá. El de esta mujer, es un relato pleno de desgarros, ocultamientos y negaciones; hasta que por fin, el 31 de julio de 2003, le restituyeron los restos "en una pequeña caja", luego que el Juzgado Federal Nø 3 y el EAAF, liderado por el antropólogo Darío Olmo, dieron fe de que sus datos genéticos coinciden. Las cámaras y la fotografía de César Boretti y la edición de Dimas Games, logran sacudir y conmover sin acosar ni desnudar.
El guión es fiel a una precisión de datos, lugares y documentos históricos que revelan el (buen) oficio de periodistas de las directoras. La visión panorámica y el descenso a las fosas comunes golpean desde cada uno de los restos humanos que componen ese gigantesco, demencial osario a cielo abierto. Fosas que tienen hasta "tres niveles de cadáveres", y donde los antropólogos trabajan desde el año 2000 recuperando cuidadosa, pacientemente, cada hueso, cada esqueleto para entregarlos a sus familiares. Un trabajo del que "Sr. Presidente" ofrece un necesario testimonio.

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