24.9.06

George Bush financia la “Disidencia” y la Prensa Anticubanas

Por Emilio Marín

Varios periodistas pagos por Washington publican y mienten en medios argentinos. Se sabe que Miami es la capital mundial de la gusanería, la mafia y los núcleos terroristas que traman atentados contra Cuba. Y se sabía que muchos periodistas estaban pagos para hablar mal de la isla. Ahora está certificado por el propio Miami Herald.
El 8 de septiembre último fue un mal día para los periodistas pagos por el Departamento de Estado para armar campañas contra la revolución cubana. Es que el Miami Herald, cabeza de esa instrumentación política, debió admitir que tras la desclasificación de documentación gubernamental invocando la ley de Libertad de Información había descubierto que tres periodistas de su redacción cobraban en doble ventanilla. Una del diario y otra de George Bush.
Esos periodistas escribían habitualmente “sobre” Cuba (en rigor “contra”) y uno de ellos, Pablo Alfonso, era el especialista en el tema, por encima de otros como Andrés Oppenheimer que tienen a Fidel Castro como pesadilla. Alfonso había percibido desde 2001 unos 175.000 dólares para participar de Radio y TV Martí, creaciones de Ronald Reagan para irradiar ilegalmente propaganda hacia la isla. Como ésta se defiende e interfiere esas malas ondas, las autoridades estadounidense están emitiendo desde un avión espía C-130, luego que en mayo de 2004 la “Comisión de Ayuda a una Cuba Libre” reforzara el presupuesto intervencionista.
Otros dos hombres de prensa involucrados en el escándalo son Wilfredo Cancio Isla, que cobró 15.000 dólares y Olga Connor, que embolsilló 71.000.
Por ahora las revelaciones del Miami Herald no salpicaron a Oppenheimer, uno de los más virulentos y frustrado autor en 1993 del best seller “La hora final de Castro”. ¿Será que él cobra de un solo lado o bien la desclasificación no fue tan profunda y completa?
Como en toda cosa sucedida en Miami que tenga que ver con Cuba, quedan cosas por averiguar. Quizás los tres periodistas, ahora despedidos, argumenten que el propio diario está financiado en buena medida por la publicidad del gobierno y sus agencias, amén de las empresas de los exiliados anticastristas y su núcleo más violento, la Fundación Nacional Cubano-Americana de Jorge Mas Santos.
Y esto es políticamente cierto pues el medio realiza todos los años las Conferencias de las Américas con los sectores más reaccionarios del continente, comenzando por el jefe de turno del Comando Sud del Ejército. El Miami Herald tuvo esa iniciativa buscando que el ALCA fijara su capital en Miami, antes de su estrepitoso fracaso en Mar del Plata.

“¿Y a ti quien te paga?”

Además del trío perteneciente a ese periódico, la noticia publicada el 8 de septiembre último incluyó a otros siete periodistas a sueldo de la Casa Blanca, entre ellos Helen Aguirre Ferré, editora de la página de opinión de El Diario de las Américas; Miguel Cossio, director de noticias del Canal 41 de Miami, Juan Manuel Cao, de ese mismo canal, y Carlos Alberto Montaner, exiliado cubano y vicepresidente de la Federación Internacional Liberal.
De este lote el más importante es Montaner, del que nos ocuparemos luego. Cao es el supuesto periodista independiente que provocó a Fidel Castro el 21 de julio en la XXX Cumbre del Mercosur, gritándole sobre el caso de la médica contrarrevolucionaria Hilda Molina.
A raíz de esa acción, el reportero miamense fue invitado a los programas de periodistas argentinos alineados contra Cuba, entre ellos Hora Clave de Mariano Grondona, La Cornisa de Luis Majul y Desde el Llano de Joaquín Morales Solá. Fue tratado casi como un héroe y juró que era un periodista “independiente”.
“La Nación”, en nota de su enviado especial a Córdoba Jorge Elías –habitual participante de las conferencias anticubanas organizadas por el proestadounidense Centro Argentino para el Desarrollo y la Apertura de Latinoamérica-, se regodeó con el escandalete (“Le preguntaron por la médica y explotó de ira; El líder cubano increpó a un periodista”, 22/7).
En esa crónica se puede leer: “hasta que Juan Manuel Cao, del canal 51 (sic) de Miami, lanzó: ´Señor Castro, ¿cuándo va a permitir a la doctora Hilda Molina salir de Cuba y ver a su familia? Castro alzó la voz: ´¿Quién eres?´ ´¡Soy cubano, soy cubano!´, fue la respuesta. Entre gritos y forcejeos, siguió el diálogo: ´Dime quién te paga a ti para que hagas estos escándalos´.
Un lector desapasionado tendrá que convenir que el presidente cubano estaba en lo cierto cuando lo interrogó al provocador sobre quién le pagaba la actuación. Hasta Clarín, socio de “La Nación” en Cimeco, al comentar el escándalo de las revelaciones de Miami y traer a colación el incidente de Cao, comentó que Castro “estaba por lo visto muy bien informado” (9/9).
Cuando se destapó el cobro irregular, la agencia AP reporteó a Cao y éste reivindicó lo actuado contra Cuba. “Yo lo haría gratis –acotó- pero las regulaciones no lo permiten. Cobro simbólicamente, por debajo de los precios de mercado”.

Los amigos argentinos

Si un ilustre desconocido como Cao tuvo tanto espacio en los medios locales durante la reciente Cumbre del Mercosur, mucho más tuvo y tiene Montaner, columnista habitual de “La Nación” (entre fines de 2003 y 2006 publicó allí 50 notas).
Su postura a favor de EEUU surge de todos sus artículos. En uno, titulado “Dos destinos frente a frente”, del 6 de noviembre de 2005, apenas finalizada la Cumbre marplatense, sostuvo: “en la IV Cumbre de las Américas se enfrentan dos modelos, el que impulsa el populismo colectivista que ya demostró su fracaso a lo largo del siglo XX, y el del comercio libre, el mercado y la sensatez económica, las claves del éxito chileno”.
Montaner había venido a Buenos Aires en junio de ese año a presentar su libro anticastrista y antichavista, “La libertad y sus enemigos”. Lo presentó en el Sheraton Hotel con sus amigos Bernardo Neustadt, Marcos Aguinis y Ricardo López Murphy, que –especialmente el primero- aún defiende al dictador Jorge R. Videla.
En esa ocasión el residente en Madrid fue invitado a los programas de TV ya citados y al de Marcelo Longobardi en América. Hay que tomar nota de la nula independencia política de esos periodistas locales auspiciados por “las siguientes empresas” privatizadas y bancos, como dicen sus generosas pautas publicitarias.
Lo de Montaner es de una chatura intelectual y mendacidad notables. En una columna publicada en la “tribuna de doctrina” el 20 de diciembre de 2004 para presionar contra el gobierno de Néstor Kirchner, aseguró: “como millones de cubanos, Hilda Molina había perdido todas sus ilusiones con el comunismo, pero tal vez le repugnaban aún más los injertos de tejidos de fetos en los cerebros de extranjeros enfermos de Parkinson que pagaban en dólares por el dudoso tratamiento.
Cuando en el Ciren necesitaban tejidos con urgencia, en algún centro de ginecología se engañaba a mujeres embarazadas, haciéndoles creer que el hijo que llevaban en el vientre tenía alguna grave malformación, para practicarle un aborto que proporcionara de inmediato ese material. La doctora Molina se negó a condonar semejante monstruosidad”.
Dicho sea de paso, ese texto revela que los informes falsos de Molina no sólo envenenan las relaciones argentino-cubanas sino también dan material para la justificación del bloqueo contra Cuba.
¿De dónde salen los fondos para pagar a periodistas como los de Miami, y algunos de sus amigos de Buenos Aires?. El 6 de mayo de 2004 se conoció el primer informe de la “Comisión de Ayuda a una Cuba Libre”, bajo jefatura del secretario de Estado. Allí se pautó un gasto de 59 millones de dólares en los siguientes dos años para derribar el gobierno de la isla. De esa suma, 36 millones serían destinados “a aumentar la ayuda a los disidentes” y otros 18 millones “para mejorar las transmisiones de Radio y Televisión Martí”.
Esas sumas quedaron empequeñecidas con el segundo informe de la Comisión, divulgado el 10 de julio último. En vez de 59 millones la cifra se estiró a 82. El informe prevé “fondos adicionales por 20 millones de dólares anuales para la oposición cubana desde el año fiscal 2009 hasta el fin del gobierno de Castro”. Caleb McCarry, a cargo de la “transición” para Cuba, recordó que “EEUU también colabora con unos 10 millones de dólares para la Radio y TV Martí”.
Miami es una cloaca y también huelen mal algunas redacciones y estudios en Buenos Aires.

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