2.8.06


Babilonia Periodística llegó a Clarín

Aunque les parezca mentira el blog Babilonia Periodística apareció como uno de los sitios recomendados en la edición virtual del "Gran diario argentino".
Ingresen a: http://weblogs.clarin.com/weblogs/ y compruébenlo con sus propios ojos.
Muchas gracias a todos los lectores porque este logro, si eso es, es de todos.
¿Incremento del salario mínimo o Mínimo incremento del salario?

Por Fernando Neira

Hoy no les voy a hablar sobre la joven discapacitada de 19 años con un desarrollo mental de ocho que se encuentra embarazada como resultado de una violación y que la Suprema Corte de Justicia bonaerense le prohibó hasta hace pocos días un aborto alegando cuestiones religiosas. Algo realmente lamentable pero real.
Tampoco les contaré acerca del cuadragésimo aniversario de la represión ilegal de la dictadura militar del general Juan Carlos La Morsa Onganía y que pasó a la historia como “La noche de los bastones largos”, un episodio que entre otras cosas marcó el inicio de la crisis del sistema educativo.
Mucho menos me referiré a los daños causados la semana pasada por la tormenta y el granizo que afectó a gran parte de la Capital Federal y la zona Norte de la provincia de Buenos Aires. Esto no significa que sean temas irrelevantes, simplemente porque el punto a tratar es otro.

El tema de hoy estará centrado en la mejora salarial que el gobierno acordó para una porción minoritaria de los trabajadores. Y ya planteando el tema de esta manera es una forma de sentar posición, porque señalé “porción minoritaria”, y ya verán por qué es esto es así.
La noticia cruda dice que: El actual salario mínimo, vital y móvil de $630 se elevará de manera escalonada hasta llegar a $800 en el mes de noviembre.
Esto lo determinó el plenario del Consejo del Salario que integran representantes gubernamentales, empresarios y sindicalistas, una linda y peligrosa ensalada de posiciones diversas. Llámese CGT, UIA, CTA, banqueros, comerciantes, hombres de campo y demás miembros del establishment criollo.
En los fríos números, se trata de una medida que beneficiará a 770 mil trabajadores que cobran salarios por debajo los $630 mensuales.

¿Quiénes salieron victoriosos tras esta ardua negociación?: Hugo Moyano por ejemplo. Porque con su discurso conciliador y su posición cercana al gobierno del presidente Néstor Kirchner, el titular de la CGT quedó como el dirigente que cumplió su promesa ya que logró que el salario mínimo se acerque al valor de la canasta básica alimenticia. Si bien en un principio había asegurado que alcanzarían esa meta, quedaron muy cerca de esa cifra. A tal punto que el líder de los camioneros se fue de boca diciendo que el salario mínimo superará la línea de pobreza ya que con las asignaciones familiares va a estar por encima de los 857 pesos.
Un discurso demagógico y sin sustento pero que le evita admitir que no cumplió con su objetivo primario, algo poco frecuente en un dirigente con una cintura política y experiencia negociadora que lo ayudó a salir ileso de situaciones más complejas. Yendo a lo estrictamente técnico, a nadie escapa que el salario mínimo es una cosa y las asignaciones familiares son otra totalmente distinta. Simplemente aquel trabajador que no tiene hijos, no superará ese umbral de pobreza.
Y ahora volviendo un poco al comienzo cuando yo planteaba que el beneficio mirándolo a gran escala era minoritario, afirmaba esto porque el acuerdo salarial no alcanza a los 4 millones y medio de asalariados en negro (que vendría a ser el 44 % del total de empleados bajo relación de dependencia) cuya remuneración promedio ronda los 440 pesos cada 30 días.
Los últimos números relevados por el INDEC reflejan que nunca en las últimas tres décadas la distancia entre los salarios de los trabajadores en blanco y sus colegas en negro fue tan grande. Llevando esto a números, el sueldo promedio de un laburador en negro representa apenas el 37 por ciento del sueldo promedio de un empleado en blanco. Para que se den una idea en 1992, en la etapa del innombrable, un asalariado en negro ganaba el 72 por ciento que uno en blanco. Hoy, repito, es el 37 por ciento.

Ahora bien, lo que me parece que dejó en claro esta última reunión del Consejo del Salario es la situación de debilidad absoluta de los trabajadores actuales. Porque si nos retrotraemos históricamente a mediados de los años setenta, una época oscura de nuestro país, el INDEC mensuraba la canasta básica de consumo de un obrero industrial, la cual explico era la que se utilizaba como referencia de las negociaciones salariales, a valores actuales estaríamos hablando que rondaría los 2000 pesos.
Esta proyección fue planteada en el plenario por la CTA a través de Víctor de Gennaro a la cabeza, y saben lo que le contestaron desde el gobierno, “que no era momento de hablar de utopías setentistas”, justamente, cuando quiere el gobierno se acuerda de los 70 y cuando no le conviene, se olvida.
Hace 30 años atrás las aspiraciones de la elite del mundo del trabajo, y me refiero a los que trabajaban en blanco, era pertenecer a la Clase Media, hoy los objetivos son no caer por debajo de la línea de la pobreza.
Y ya que el gobierno en este caso particular no quiere volver a los 70 yo si voy a volver, una vez más, para decirles que antes del golpe de estado del ex general Jorge Rafael Videla –sin que esto implique una defensa de la gestión de la derrocada Isabelita ni mucho menos a la futura del dictador, en ese momento los asalariados se llevaban el 42 por ciento de la torta del ingreso nacional, hoy solo rasguñan el 25 por ciento.

Estos datos demuestran a las claras una transferencia de ingresos con un mismo sentido que parece no tener fin. Y lo peor de todo es que no parece tampoco haber muchos interesados en que esto cambie. ¿Gobierno progresista o regresista?

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